Magdalena Abakanowicz, ecología y arte.

Magdalena Abakanowicz, ecología y arte. 1

En el extremo sur del Grant Park de Chicago, 106 esculturas de hierro se despliegan en un espacio de extensión sorprendente.

La instalación presenta un grupo de figuras humanas, que se acercan y se alejan entre sí, en una comunicación que interactúa con el observador y lo invita a participar y a mezclarse al grupo escultórico, pasando a ser parte activa de esa aglomeración… ÁGORA es su título.

Cada una de estas figuras de hierro, parecen moverse en una dinámica gestual que sugiere discusión, preocupación, argumentación, concentración. Recordando a la antigua Grecia, como su título lo insinúa, estas figuras nos transportan a una representación de lo colectivometáfora de ideas compartidas de todo un pueblo, de toda una civilización, que se plantea inquietudes comunes, reuniéndose en un lugar público para la discusión.

Este bosque de torsos humanos en actitud motora, son individuos iguales en su forma, pero diferentes en su textura, en su piel, en su individualidad.

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Su superficie trabajada mano a mano por la escultora y su equipo, presenta una rugosidad de corteza de tronco de árbol, que nos transporta a la naturaleza, al bosque, y al ágora al mismo tiempo; analogía orgánica que evoca la vida y la supervivencia, basada en la comunicación.

Esta agilidad manual es trasladada posteriormente a superficies duras, buscando el desafío de transmitir la energía creativa experimentada por la escultora, repitiendo la acción una y otra vez, creando así el espacio para sus “abakans” en la multitud, sin olvidar la singularidad de cada pieza.

Nacida en Falenty (Polonia, 1930), su madre era polaca y pertenecía a la aristocracia terrateniente; mientras su padre tenía ancestros polacos, rusos y tártaros, que datan de Abaka-Khan, el líder de una gran tribu mongola. Con la invasión rusa, ella y su familia se vieron forzados a huir de su hogar y finalmente a mudarse a Gdansk. Entre 1950 y 1954 estudió en la Academia de Bellas Artes de Varsovia y comenzó su carrera como pintora.

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Su obra evolucionó desarrollando, en primer lugar, relieves que dieron paso al volumen posteriormente. A mediados de la década de los años setenta, construyó sus primeras figuras/maniquí, composiciones hieráticas, sin cabeza, hechas de fibras de sisal y yute, piezas que remiten a la obra de Giacometti y Fontana y que constituyen un claro exponente de sus figuras de bronce posteriores.

Como ella misma dice: “Mi trabajo viene de la experiencia de las multitudes, la injusticia, y la agresión…siento una afinidad por el arte cuando éste esta hecho a partir de la existencia, como cuando los chamanes trabajaban en un campo entre los hombres y los poderes desconocidos… he intentado hechizar a la multitud”.

La obra de Abakanowicz se ha podido contemplar en más de 150 exposiciones en Europa, EEUU, Sudamérica, Japón, Corea del Sur, y Australia. Ha tenido grandes muestras en el Metropolitan Museum de Nueva York, los Jardines del Palais Royal de Paris y el Museo Narodowe en Poznan. Sus obras se encuentran en muchos museos de todo el mundo.

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