¿PERO ES VERDAD LO DEL SECUESTRO DE «EL JUEVES»?

 

Lo primero que una piensa cuando oye la noticia es que es un bulo, una leyenda urbana o incluso un truco publicitario. Cualquier cosa, antes de creer que en la España democrática y moderna del siglo XXI pueda seguir planeando el fantasma de la censura.

Por desgracia, es cierto. El viernes 20 de julio de 2007 el juez Juan del Olmo ha ordenado el secuestro de la revista atribuyéndole un posible delito de injurias a la Corona, porque en la portada de esta semana aparece una caricatura del príncipe Felipe manteniendo relaciones sexuales con su mujer, Leticia Ortiz, mientras le dice (refiriéndose a los 2.500 euros por hijo anunciados por Zapatero): «¿te das cuenta? Si te quedas preñada… ¡esto es lo más parecido a trabajar que he hecho en mi vida!».   Aquí sí que la cabeza empieza a darte vueltas. La portada (que es fácil de conseguir porque «El Jueves», como es sabido, sale a la venta los miércoles y además puede verse en la página web www.eljueves.es) tiene retranca, pero tampoco es para tanto. Al fin y al cabo, «El Jueves» ha publicado cientos de dibujos (incluso un volumen recopilatorio, TOCANDO LOS BORBONES) sobre la familia real. Y no creo que hoy en día, en este país donde se ha llegado a un tan cacareado nivel de tolerancia, nadie se escandalice ni por la imagen ni por el texto de la caricatura. Es más: la propia Casa Real se ha desmarcado del asunto asegurando no tener conocimiento previo de la denuncia presentada por la Fiscalía General del Estado ni de la resolución del juez.

Aunque eso es lo de menos. Lo importante es la amenaza que esto representa para la libertad de expresión, un derecho ganado a costa de muchas vidas y que aún no está afianzado en el mundo. Todos recordamos las fatwas lanzadas últimamente por los imanes contra escritores o medios de comunicación críticos con el Islam, y muchos de nosotros la época en que no se podía decir o hacer nada que no estuviera aprobado por el régimen.

Todo tiene su parte buena y su parte mala. Y una persona pública está expuesta a las críticas y a las sátiras. Va con el cargo. Y restringir esa posibilidad es peligroso. Es caer en el endiosamiento y en la adulación propias del pensamiento único.

Así que, siento tener que decíroslo, por increíble que parezca es verdad lo del secuestro de «El Jueves». Y esa es una mala noticia para todos.

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