Poesía: José María Fonollosa.

Ella me dio el cuchillo y dijo: «Clávalo

en el segundo espacio intercostal».

Se trata de un poeta de los denominados malditos. Tiene un estilo directo, arrogante y a veces muy provocador.
Puede que alguno de sus poemas hieran en algún momento la sensiilidad femenina, pero esque este genio, era uno de esos poetas que no dejan a uno indiferente.
CLEVELAND PLACE

Sé que por fin has vuelto a la ciudad
en un suntuoso coche de gran lujo…
La gente pensó en mí. Yo la maldigo.

El coche se detuvo ante tu casa,
pero tú no bajaste, no. Vino alguien
a buscarme, mas yo no quise verte.

El coche iba despacio por la calle
dejando tu recuerdo en cada puerta.
Tu cuerpo lo dejó en el cementerio.

Tu madre me miró. Yo la maldije.
Has vuelto a la ciudad porque estás muerta.
Pero yo iré a escupir sobre tu nombre.

Así de duros se presentan algunos de sus poemas. Se trata de una rabia, o rencor, que parece estar acomodado en el fondo de sus entrañas. El cantante Albert Plá le rindió homenaje en uno de sus albumes y utilizó poemas como este:

KENNAMORE STREET

Yo quiero que tú sufras lo que sufro:
aprenderé a rezar para lograrlo.

Yo quiero que te sientas tan inútil
como un vaso sin whisky entre las manos;
que sientas en el pecho el corazón
como si fuera el de otro y te doliese.

Yo quiero que te asomes a cada hora
como un preso aferrado a su ventana
y que sean las piedras de la calle
el único paisaje de tus ojos.

Yo deseo tu muerte donde estés.
Aprenderé a rezar para lograrlo.

Nació en Barcelona en 1922 y estuvo exiliado en La Habana y en Nueva York. Tiene obras creadas en las tres ciudades y cada una de ellas bien diferenciada en tipología, temas y estilo. Sus meores obras son las más maduras: «Ciudad del hombre: Nueva York» y «Ciudad del hombre : Barcelona».

Tiene además, poemas de reflexión; no todo son rencores:

1. Y de pronto una voz, mirada, un gesto
tropieza con mi idea de mí mismo
y veo aparecer en el espejo
a un ser inesperado, insospechado,
que me mira con ojos que son míos.

Ese desconocido que soy yo.
Ese al que los demás se dirigían
al dirigirse a mí, sin yo saberlo.
Ese irreconocible ser inmóvil
que inspecciona mis rasgos hoscamente.

En vano apremio al otro, el verdadero,
a aquel que unos segundos antes yo era.
Sólo está frente a mí, con ceño adusto,
ese desconocido inesperado
que me mira con ojos que son míos.

José María Fonollosa es un poeta no muy conocido pero con una garra inusual que impacta desde la primera línea. Os lo transmito; espero vuestras opiniones.

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