Stephen King: El Da Vinci de Maine

 

Autor: Esopo

“Lo siento, haber echado las cortinas”.

Esto es lo que parece decir el maestro cuando te mira fijamente y te desnuda de un plumazo sin apenas darte cuenta. Las miserias que descubre se quedan entre él y tú, pero las luces y sombras que ve en otros -a los que él llama personajes- han quedado impresas para el agrado de sus lectores voyeur.

Filántropo, diseccionador de conciencias y humanista, Stephen Edwin King es tristemente conocido como el escritor de terror.  Y digo bien -tristemente- porque ni siquiera a él mismo le gusta el término. Sin que sea una mancha desgraciada pero sí indeleble, esa muletilla es harto injusta. Así pues, no seremos los primeros en descubrir que su majestad ha tocado otros géneros como el drama, el suspense y el ensayo, de los cuales son un ejemplo «Dolores Claiborne«, «Misery» y «Mientras escribo«, respectivamente. Sin embargo, debemos subrayar que hasta en sus obras «más terroríficas»Carrie», «El Resplandor» y el célebre «1408«), el misterio es un mero envoltorio del complejo universo que ocultan sus personajes.

A poco que hurguemos en estas novelas descubrimos que el autor lleva a sus criaturas a situaciones límite donde encuentran reflejados sus miedos, perversiones y hasta bondades.  Para aflorar su otro yo y ver lo que son capaces de hacer en ese estado delirante, King les expone a una inquietante lucha entre el bien y el mal, eso sí vista desde la perspectiva del personaje, de la cual somos cómplices sin poder evitarlo.

Por lo tanto, que tire la primera piedra el que no se sintió aliviado cuando Carrie, ante la humillación suprema y una represión asfixiante, estalla y provoca el accidente del gimnasio. Que hable el que no le pareció enloquecer junto a Jack Torrrence en ese hotel desquiciante y tal vez, quién sabe, acabar de la misma manera: Matando a su familia.  Que alce la voz quien en la habitación 1408 no hubiese visto ninguna culpa o basura que limpiar…  porque…  ¿Qué habrías hecho tú en su lugar? ¿De verdad te crees dueño de tus decisiones, de tu cuerpo, tu mente, tus pasiones…?

Estas preguntas, las cuales nos llevan a echar las cortinas de la propia vergüenza que nos da responderlas, nos confirman la capacidad de King para desarmar la conciencia del lector a partir de un… cómo llamarlo… ¿simple relato de terror?  En vosotros dejo la respuesta.

Para finalizar y mostrar todas sus aristas, junto al escritor más terrorífico está el otro Stephen, el que nos describe toda la amargura que cabe en las manos de una sirvienta, el que hace de una cárcel un himno a la esperanza, y el que nos devuelve toda la ternura y sinsabores de una adolescencia que nos parecía ya olvidada.

En fin chic@s, se puede decir más alto pero no mas claro: el Da Vinci de Maine es tan fascinante o más que el malinterpretado cazafantasmas que los medios han dado a conocer.

Ahí os regalo el retrato de este genio desgarbado y miope que, si es cierto que nos habla del miedo, es sobre todo del que debemos tener a nosotros mismos.

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