La elección del nombre del bebé, es algo que las parejas tienen claro antes del nacimiento de éste.
Encontrar el nombre perfecto es una gran tarea, pues un atributo que le añadimos a ese ser que comienza su vida y que llevará a lo largo de toda su existencia.
Normalmente influye en ello, la cultura, tradiciones familiares… y sobre todo el gusto de los progenitores. Un motivo puede ser el nombre de una persona a la que nos gustaría que se pareciera.
El nombre no va a decidir su físico ni su forma de ser, pero marcará su desarrollo personal, pues un nombre ridículo puede ser motivo de burla, indiferencia o exclusión social. Es un determinante que va a formar parte de su persona y una identificación de ella misma.
Encontrar el nombre adecuado no es nada fácil y no debe hacerse a la ligera, ha de ser bien pensado y meditado. Algunas parejas esperan el nacimiento del bebé para ver su carita y entonces decidirse en el nombre que mejor le puede ser adaptado.
Hay quien puede sentirse un poco perdido y deber tener cuidado no elegir por ejemplo el nombre de la onomástica de ese día, pues puede dar la casualidad de no ser un día muy agraciado. Tampoco dejarse llevar por las modas de nombres extraños. Y… ¡cuidado con las malsonancias!, podemos evitarlas escribiendo los nombres y futuros apellidos en una hoja y nombrarlos varias veces para comprobar como suenan.
Hay que pensar en el futuro y hacerse la pregunta personal “¿Me gustaría a mí llamarme así?”.
Fuente: guía infantil