El paso siguiente será planificar la iluminación según la estancia, aunque aquí intervendrán otras variables muy particulares en función de las dimensiones, la distribución de los muebles y, por supuesto, el gusto personal de cada uno.
Lo último en tecnología son los LED, luces perfectas para iluminar rincones puntuales y con un rendimiento extraordinario. Aunque su coste es aún alto; se prevé que en un futuro se extienda su uso y se abaraten considerablemente.
Otro factor a tener en cuenta es el tipo de bombilla que se utiliza. Las tradicionales han perdido muchos puntos ante la aparición de las de bajo consumo, que consumen cinco veces menos y tienen una duración 8 veces superior, porque convierten la energía en luz en lugar de convertirla en calor. Su única contrapartida es que tardan más en llegar a su esplendor total, por lo que deberían instalarse en lugares donde la iluminación deba ser prolongada. También son muy utilizadas las halógenas, caracterizadas por su luz blanca de gran intensidad (a veces regulable), y las fluorescentes, adecuadas para estancias en las que se necesita la misma cantidad de luz durante tiempo, como en la cocina.
Por último, hay que tener en cuenta que las últimas generaciones de luces incorporan un avance en el diseño y llegan a convertirse en verdadero elementos decorativos: incluso pueden convertirse en los protagonistas absolutos de una estancia. Modelos arquitectónicos, minimalistas, clásicos, vintage, futuristas, coloridos, discretos … hay para todos los gustos y funciones.
Fuente: facilísimo