Cuando una persona decide dar el paso de volver a casarse, va a existir un factor que va a condicionar este hecho de manera sustancial, y es que antes ya existió un primer matrimonio. Así, el recuerdo de la persona que ha fallecido, o el miedo a cometer los errores que tuvieron lugar en el primero, van a estar presentes, de una manera constante, en esta nueva relación. Pero, sin duda, la ilusión de esta nueva ilusión, y la predisposición de los conyugues, de los miembros de la pareja, va a ir a su favor. Además, cuando uno de los miembros –o los dos- tienen hijos de relaciones anteriores – esto será una dificultad que se añade a lo anterior-.
Y, es que no sólo tendremos que centrarnos en nuestra relación de pareja, sino que, también, tendremos que lugar por la felicidad de nuestro hijo –en algunas ocasiones, hay que luchar para que los más pequeños logren adaptarse tanto a la ruptura del primer matrimonio, como a la nueva pareja-. Y, esto se complica, si la nueva pareja añade hijos a la pareja. Para que esta tenga éxito, se debe hacer todo esto con interés, paciencia y con mucho tacto, para lograr que no se convierta en un problema.
Foto: fuente