Una moda primitiva

 

¿No es curioso que la gente se ponga piercings, se haga tatuajes y otra serie de “adornos” agresivos en el cuerpo sólo por moda?

Bueno, creo que ya no me extraña casi nada; pero me llama la atención que volvamos a culturas primitivas, para las que esos adornos tenían un significado o una finalidad: pinturas en la cara para asustar al enemigo, pendientes para indicar el paso a la juventud, protegerse de las inclemencias del tiempo, etc… Aun hoy hay pueblos indígenas africanos, asiáticos y americanos que utilizan objetos, a veces bastante aparatosos, que incrustan en su cuerpo y generalmente, al menos antes (ahora ya no lo sé), nos producían extrañeza y rechazo. Veíamos en la televisión a mujeres que alargaban sus cuellos con unos instrumentos parecidos a un collar enorme o se ponían en la boca una especie de plato.

Las técnicas son distintas y supongo que más dolorosas en muchos casos; pero en el fondo se trata de lo mismo: agresiones al cuerpo. Y ahora sin más motivo, parece, que la moda, no por razones culturales.

Que no me digan que no duele nada, porque no es verdad: vi cómo ponían un piercing en el ombligo y di la vuelta a la cabeza en varias ocasiones, porque ya el pedazo de aguja que usan asusta; la chica tenía cara de dolor y lo único que le pusieron fue hielo. Después vienen los cuidados para evitar infecciones, que se dan con frecuencia, aunque no sean graves. Algunas personas que se hicieron tatuajes me comentaron que sí les dolió, incluso alguna se mareó.

Creo recordar que hubo una época en la que se criticaba el hecho de poner pendientes en las orejas a las niñas al nacer y no sólo por la distinción con los niños, sino por parecer una barbaridad, una costumbre ancestral. Ahora se aplauden otros supuestos adornos.

Respecto a los tatuajes, se relacionaban con delincuentes y personas marginales o peculiares, como legionarios o marineros. Está bien que nos despojemos de prejuicios; en eso hay un punto a favor.

 

Si es bonito o feo, no lo planteo, porque depende de los gustos de cada uno. Personalmente, algunos me gustan y otros no: las dilataciones, aparte de feas, me dan grima; los piercings cerca de los labios los suelo confundir con verrugas hasta que me fijo bien y ya sin son muchos, me parece que estoy en un circo. Sin embargo, los del ombligo o un tatuaje pequeño -depende de dónde esté colocado- no me disgustan. Pero ya digo, esto es muy subjetivo.

Lo que realmente me choca es que se haga por el simple hecho de estar de moda, pese a ser algo tan primitivo y agresivo para la persona. ¿Seremos un poco borregos?.

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