Los celos desde hace años, han sido considerados como una muestra de afecto y amor de una persona hacia su pareja. Sin embargo, miles de matrimonios a lo largo del todo el mundo se han separado a causa de los mismos.
Estudios psicológicos han abordado el tema y determinaron que los celos son un indicio de inseguridad. La persona celosa teme perder al ser amado, no se siente segura de retenerlo o, en caso de una ruptura, de poder sobrevivir sin la otra persona a su lado.
Muchos testimonios han demostrado que en algunas ocasiones los celos pueden llegar a puntos extremos tales como la violencia física, psíquica o sexual y en casos límite, han concluido con la muerte de uno de los cónyuges.
Existen una serie de características que sirven para detectar a las personas celosas. Generalmente se trata de hombres o mujeres egoístas, acostumbrados a no tener que compartir, por lo tanto la mezquindad es un factor común en sus vidas.
Cuando los celos se constituyen en una patología, desencadenan en la persona que los padece una serie de sentimientos negativos que la arrojan a las fauces más oscuras de la infelicidad. En este proceso, arrastra consigo a todo su entorno inmediato. Por ello, en estos casos puntuales, los mismos se consideran una enfermedad psiquiátrica.
Especialistas en la materia aseguran que los celos pueden ser tratados. Para ello se propone terapia individual y de pareja. Ambas se basan en la recuperación de la autoestima.
Fuente: tn relaciones