Hoy he visto un programa de decoración en el que decoraban una nave industrial que servía de despacho y de casa al mismo tiempo.
Me encantan estos espacios, tan grandes y espaciosos que te permiten crear una decoración industrial.
Tal vez, y lo reconozco la decoración industrial sea un poco fría y dura, pero existen trucos para que parezcan más cálidas y acogedoras.
Alguno de ellos es elegir colores cálidos, textiles acogedores y plantas, evitando siempre los grandes ventanales, los colores metálicos, el exceso de blanco o de negro y las pieles.
La verdad es que es uno de mis sueños, si no fuera porque llevaría muy mal esos techos tan altos y el coste de la calefacción tan brutal que debe de tener un espacio como este.
Pero me queda el consuelo de que puedo recrear una decoración industrial en un espacio más pequeño.
Por ejemplo, dejar a la vista los conductos de aire acondicionado en color plata, o poner alguna columna metálica con algún diseño de principios de siglo pintada en negro.
También pueden valer esos viejos radiadores de hierro fundido que además están decorados con relieves tan bonitos que me maravillan.
Las paredes de ladrillo también funcionan muy bien en el estilo industrial.
Luego se puede complementar con archivadores metálicos, o cajas de madera de transportes, tuberías y cualquier elemento que nos recuerde una fábrica.
Tornillos, engranajes, los típicos suelos de los trenes o de los vagones de metro.
Es cierto que le faltaría algo de altura, pero podemos engañar a la vista con algún truco visual o incluso encargar, a las empresas que se dedican a ello un gran poster que imite el techo de una fábrica y pegarlo en nuestro techo.
Si, me gusta, es una opción perfectamente posible.