Los colores, el tejido, el tamaño y la forma de ponerse un chal pueden dar un toque de elegancia, informalidad o coquetería.
Es una prenda muy femenina, que se utiliza principalmente como complemento de la ropa que llevamos e incluso puede servirnos, en algunas ocasiones, para protegernos del frío, del sol o del viento. Puede llevarse tipo capa sobre los hombros (anudado o no delante) o lanzando uno o los dos extremos hacia atrás o anudándolos en la espalda, por debajo de la tela, después de pasarlo sobre los brazos; sobre un solo hombro, como puesto al azar; alrededor del cuello, como pañoleta o bufanda; en la cintura o cadera, bien como cinturón, bien como fajín o anudado a un lado terminado en pico; también puede colocarse por delante y anudarlo atrás, en la espalda, un poco caído,.. Me parece que queda mejor sin que vaya pegado al cuello, siempre un poco más bajo.
A mí personalmente no me resulta fácil hacer un nudo bonito; me parece un arte, pues creo que influye mucho en el aspecto que tendrá el chal una vez puesto y en nuestra apariencia, en general. El nudo a veces puede sustituirse por un broche o una flor.
Los colores, como sabemos, son variadísimos, desde lisos hasta multicolores con dibujos de todo tipo. En cualquier caso, ha de combinar con la ropa que llevamos, lo que da mucho juego cuando el chal es multicolor, ya que son muchas las combinaciones que podemos hacer, pudiendo parecer según la ropa que vaya debajo- que son chales diferentes.
El tejido sobretodo juega un importante papel a la hora de dar ese toque que deseamos. Es además aparte del tamaño- lo que marca el precio, pues lógicamente no costarán lo mismo los de fibras sintéticas, algodón, lana, seda, gasa, etc..
Me llaman especialmente la atención las llamadas pashminas, porque en realidad éste no es el nombre de la prenda, sino de la lana con la que está hecha. Las auténticas proceden de Asia, principalmente de Mongolia, Nepal, montañas del Tibet,.., en donde existen unas cabras con dos capas de lana (cachemir) y una de ellas es la pashmina, pelusa corta y delicada, de color que va del blanco al beige, aunque también hay algunas negruzcas. De cada cabra se obtienen unos 200 g. de esta lana, la que se necesita para una bufanda, y los pastores hacen todo un ritual para recoger el pelo de esos animales, lo que supone un gran trabajo, todo artesanal.
Y ya tocando el tema de los nombres, estoy hablando del chal en sentido genérico, refiriéndome a toda pieza que se pone por los hombros (chalina, mantón y similares).
Nuestra imaginación puede hacer maravillas con un chal.