Graffitis: decorado urbano

En general, llamamos grafittis a los dibujos hechos con sprays, que vemos en los muros de las ciudades y en otros lugares, más bien específicos como trenes o el metro, por personas anónimas.

 

La verdad es que no busqué demasiado sobre el tema y puedo equivocarme en el concepto, pues parece que se confunde con las pintadas, letreros, carteles, murales, el street art y otra serie de imágenes que aparecen en nuestras calles. La mayoría de estas obras son clandestinas, realizadas sin el permiso del propietario de la pared o sitio en el que se hacen. ¿Por qué?. Quizá la atracción del riesgo; pero creo que tiene que haber algo más detrás de un graffiti: me parece que éste lleva un mensaje de ese autor desconocido (o autores, ya que algunos son dibujados por varias personas) y al mismo tiempo dejan como un sello de identidad, de manera que pueden ser reconocidos como pertenecientes a ese alguien que está detrás, escondido, por la forma de sus letras, los apodos y el estilo, aunque trate de temas muy diferentes. La competición, como sucede en “el hip hop”, con el que parece estar relacionado, también anima a bastantes “pintores”.

De todas formas, el graffiti no es una pintada político-social; supongo que es una expresión de las vivencias de su autor, que utiliza imágenes y palabras. Los que viven en este mundo- creo que artístico- suelen usar términos como “toy” (novato), “writing” (graffiti), “escritor” (pintor de graffiti), “tag” (firma) o “bombardear” (pintar por todas partes).

A diferencia de esas pintadas urbanas y de las palabras escritas de cualquier manera, los graffitis me suelen gustar (no todos, claro), aunque confieso que sólo por su estética, ya que, al menos hasta ahora, los veo de refilón al caminar por la calle, sin plantearme nada más. Creo que en lo sucesivo repararé más en ellos y a ver si logro distinguirlos de los murales reivindicativos por ejemplo.

La ilegalidad es característica de los graffitis y de todos esos dibujos a los que me he referido. Y es que, claro, por muy bonitos que sean, hay quien no quiere tenerlos en su propiedad y tiene todo el derecho a ello.

Por eso, los realizados en paredes o lugares de propiedad privada están considerados como un delito o una falta (infracción penal leve) de daños, si causan un desperfecto (a partir de 400 euros es delito) y están castigados con penas de multa. Si el daño se hace en bienes de dominio público o de valor histórico, artístico, científico, cultural o monumental, así como en yacimientos arqueológicos, la pena ya es de prisión de uno a tres años, además de la multa. En los últimos supuestos, es decir, en los bienes con ese valor no rige lo de los 400 euros: siempre será delito.

Cuando se trata sólo de un deslucimiento en bienes de propiedad pública o privada, sin la debida autorización, se trata de una falta castigada con localización permanente (permanecer en casa, lo que es vigilado por la policía) o con trabajos en beneficio de la comunidad.

Si bien, la mayoría de las veces, los graffitis suelen entenderse como deslucimiento, los realizados en esos lugares de valor artístico, histórico, monumental, cultural, etc, que muchas personas hacen sin enterarse o sin importarles ese especial carácter, son un delito.

Por lo tanto, este llamado “arte vandálico”, pese a ser seguramente un arte, puede traer consecuencias graves para sus autores, si son sorprendidos o identificados.

Últimos artículos

Scroll al inicio