Porque sí, quizás el dato más importante a la hora de ir a ver «Intruders» es que aunque se plantee como un filme que navega entre la fantasía y el susto, el desenlace tiene que ver con el melodrama familiar. Y precisamente las raíces de este desenlace es el que crea sensación de fracaso y de toma de pelo en el espectador que no tiene ni idea a priori y que hubiera querido otra resolución más espectacular, menos casera, menos facilona vaya.
Con todo la película de Fresnadillo tiene una buena factura técnica, logra en ciertos momentos una buena atmósfera inquietado a pesar de que no es un filme original-hay muchas cosas que os sonarán tópicas o ya vistas en películas del mismo género-pero el filme acaba resultando un poco reiterativo. Por otra parte el grupo de personajes que deambulan por el filme son, en parte, creíbles pero excesivamente planos. No están suficientemente desarrollados, el espectador no conoce lo suficiente y cuesta comprenderlos. De hecho están expresamente poco explicados por la existencia de una trampa narrativa que facilita el desenlace. Clive Owen (» Hijos de los hombres «) es el más creíble, mientras que el resto del reparto parece que se limite a cumplir con sus personajes, en algunos algo desaprovechados como es el caso de Daniel Brühl o Héctor Alterio.
En resumen » Intruders «es una película de sustos de las habituales, pero también es un filme con trampa, una trampa de las que no hace gracia cuando se descubre y que acaba dejando con la sensación de tomadura de pelo.
Fuente: intruders la película