ALGO PARA CELEBRAR

 

 

Mi primer tema de la revista fue un rotundo NO a San Valentín y todos esos días que nos obligan a regalar. Hoy quiero hacer una excepción porque, si hay un regalo que me gusta, ese es un libro.

Esta bien que se dedique un día de la primavera a sacar a la calle los libros y las rosas. Es bonito, pero también lo es entrar en una librería y olerlos, acariciarlos, recorrer sus páginas, abrirlos y bucear en su interior intentando averiguar qué nos cuenta, quien ha dedicado tanto tiempo a escribirlos. Escuchamos una y otra vez a padres y maestros quejarse de que nuestros jóvenes no leen. Que llegan a las universidades sin saber interpretar un enunciado. Y es cierto, quizás porque no se les ha enseñado a analizar, a captar la relación que existe entre la forma de las palabras y el sentido de las mismas. El lenguaje forma parte de nosotros y no debería costar tanto utilizarlo si la lectura estuviera más presente en nuestra vida. No nos costaría tanto entendernos si utilizáramos las palabras correctas. No discutiríamos con nuestra pareja si no confundiéramos los significados al expresarnos.

Diana nos ha regalado, en estas páginas de nuestra revista, un articulo muy completo animándonos a escribir, hace un tiempo yo también me acerqué a estos talleres y no puedo descolgarme de ellos, ya tengo el gusanillo dentro. Pero no podemos olvidar que la lectura tiene que ir unida a la escritura porque la complementa, la anima a surgir. Leer es alimentar nuestro cerebro, nutrirnos para poder expresarnos. Además de placer es una necesidad básica.

Hoy, en su día, soleado y precioso, voy a sacar la lista de títulos pendiente de adquirir, esa que llevo siempre en el bolso y que a veces se queda dentro cuando los tengo a todos delante de mí, bien colocaditos. Son esas veces en las que ellos se adelantan y me llaman:

-¡Eehh!, ¡que estoy aquí!, ¿te acuerdas de mi?, me habías borrado de tu lista porque estaba desclasificado pero ahora, ya ves, me han vuelto a editar.

Y como casi siempre volveré con algo nuevo, y viejo a la vez, como es un libro, ese amigo manejable, que te puedes llevar a todas partes como él te lleva a donde alcance tu imaginación.

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