Ana María Ríos, ¿estrella o estrellada?

La peluquera gallega que, por estar presa en México, salió en la portada de la revista Interviú y en algún programa de la televisión, gana dinero y críticas.

Cuando regresaba a España, después de haber pasado su luna de miel en Cancún, fue detenida en la Aduana mexicana por portar explosivos en su maleta.Este hecho conmocionó a la localidad pontevedresa de Arcade, cuyos vecinos la apoyaron incondicionalmente, así como el Ministerio de Asuntos Exteriores, a través del Consulado español en México, hasta que el Juez del caso la autorizó a volver a España.

En el aeropuerto de Santiago de Compostela sus familiares, amigos y vecinos le brindaron una calurosa bienvenida, con gritos de alegría y con una limusina a disposición del matrimonio.

Ahora la mayoría de los habitantes de Arcade lanzan duras críticas contra Ana María, tras haber posado ligera de ropa para la revista Interviú, por considerarse traicionados con esa actitud. Ella afirma que no tiene por qué pedirles permiso.

¿Tienen razón los vecinos o Ana María?. Me pregunto si esas mismas personas cambiarían de opinión, si repartiese los miles de euros que recibió con ellas o qué harían muchas, si se les presentase la misma oportunidad.

¿La solidaridad, que mostraron desde que tuvieron conocimiento de su encarcelamiento, obliga moralmente a la joven de veintiséis años hasta el límite de contar en lo sucesivo con la aprobación por parte del pueblo para lo que haga o, por el contrario, es libre como antes del suceso?

Por otra parte, recientemente saltó la noticia de que su marido fue condenado hace años por un delito de robo, lo que tal vez hubiese cambiado la “fortuna” de la peluquera. El cónsul de España en México, según algunas fuentes, se muestra molesto por habérsele ocultado este dato.

¿Tenía obligación también de contar los antecedentes de su esposo, pese a que parece que la pena fue cumplida y que ella estaba al margen?

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