Carta de la ganadora del concurso de Yomujer

 

Ser ganadora de nuestro primer certamen merece al menos una presentación.

Queridas mujeres: He escrito esta misiva de agradecimiento y de presentación a pedido de Olga, quien me sugirió un artículo, pero se me ocurre que las cartas son cómplices al momento de mostrar la identidad de quien las redactar, aparte de que me relajan y es bueno sentirse en confianza para hablar de una cosa tan seria como lo es la Literatura. Mi nombre es Solange Rodríguez Pappe, soy guayaquileña de residencia, tengo treinta años, fabulo desde que alcanzo a recordar y hace unos días la página YO.MUJER:COM me dio la noticia de que había ganado el primer concurso de microrrelato «Escrito en las estrellas».

¡Qué curiosa es la vida y qué pertinente! De este lado del planeta nos estamos preparando para editar mi tercer libro de cuentos llamado: El lugar de las apariciones, y siempre, antes de levantar una publicación, existe un momento de duda paralizante que hace parpadear y preguntarse si uno tiene el juicio en su lugar. Entonces el premio ha llegado. Pudo llegar otra cosa menos halagüeña, pero llegó el premio y ese fue un gesto amable del destino o al menos así he deseado interpretarlo: una señal de paso franco hacia un género tan interesante como lo es el microrrelato.

La brevedad y la rapidez son signos de la modernidad. Los teóricos temen por la muerte de géneros extensos como la novela y han emprendido con sus antorchas contra esa entelequia curiosa: la narrativa hiperbreve. Muchos tradicionalistas dicen que su forma súbita y sorpresiva no es más que una muestra de ingenio, que es un híbrido sin padre y que basta con pensar en un final efectista para armar uno. Pero otros defensores, enamoradas de su estructura, no creemos que se trate de una fórmula tan simple, quizá el relato corto no sea un territorio para quedarse a vivir, pero requiere de mucho trabajo en la fabricación de su cuerpo sintético: hallar el título correcto, resumir la idea con las palabras justas, lograr un final verosímil y a más eso escribir un cuento, es arriesgado. Recomiendo que todo narrador pase por esa experiencia creativa, no solamente resulta divertido si no, además, desafiante.

El lugar de las apariciones, mi futuro libro, es un texto de sesenta y cinco relatos breves de corte fantástico pero a la vez cotidiano. Yo bromeo seguido con respecto a que es muy difícil conceptualizar la literatura que uno mismo escribe o resumirla a su expresión más básica con frases como «cuentos cortos de amor» o «tiene como protagonista a la ciudad», así que en lugar de ser simplista, contaré mí visión desde dentro del proceso: Este es un libro que me salvó la vida, llegó en un momento en que necesitaba inventariar el pasado y escribir para recordar quien era yo. Me he divertido mucho armándolo pero también me jugó malas pasadas porque haciendo homenaje a su carácter fantasmal se perdió de mi computadora dos veces sumiéndome en el pánico.

En fin…  este libro es un libro un juguetón y feliz, ha sido como emprender un tránsito desde la oscuridad hacia la luz que me ha llevado hoy a hablarles de su última ocurrencia: uno de los cuentos que allí constan se ha ganado un premio de narrativa breve. ¡Vaya, el libro sigue siendo un espíritu inquieto!

Agradezco a las personas de la página YOMUJER, el PORTAL DEL ESCRITOR y MUNDOTAROT por apostar por la literatura. La palabra es el medio más poderoso de todos, por medio de él ahora nos estamos conociendo. El lanzamiento del libro de las apariciones será el día viernes trece de julio en el marco de la segunda feria nacional del libro de Guayaquil, a las seis de la tarde Ya estamos en plena cuenta regresiva y cruzamos los dedos.

Si deseáis saber los tras bastidores de la publicación, pueden visitar la web El lugar de las apariciones y dejar comentarios, preguntas u opiniones que siempre retroalimentan maravillosamente

Como bocadillo les dejo un relato más a manera de aparecido.

Con afecto sincero.
Solange Pamela

Instantánea borrosa de mujer con luna

A veces vine un tipo. No es un tipo especial y lo sabes. No es un tipo para quedarse a vivir: se sienta a tu lado y te habla. Tú toleras las volutas del humo que exhala su boca vacía y el clima artificialmente íntimo porque estar en la calle es peor, crea más desasosiego. Siempre llegan atraídos tipos tan simples, tan desabridos y ahora éste que te pregunta algo tras el muro tembloroso de la música y tú le cuentas la verdad que dice siempre: «Estoy sola».

Ves armarse el ritual y lo sobrellevas con paciencia: la generosidad, el frotamiento de miradas, la aproximación de las rodillas. Cuando ya no hay más luces encendidas salen a caminar y en la madrugada está la luna enseñando sus dos puntas blancas. Te pregunta, lo esquivas, te inquiere otra vez. Le revelas que no estás buscando un compañero, que tu aislamiento se alimenta a sí mismo, que quizá si alguien deseara probar, experimentar de verdad, accederías. Y él se ofrece como todos. Y tú, romántica, le crees y lo muerdes ávidamente en la nuez con toda la ternura de la que eres capaz, como una virgen.
Y él huye gritando hacia la luz de una farola, confirmando tu soledad de monstruo. Invariablemente, en noches como esa, en las que viene un tipo, te provoca ser cualquier cosa: un lobo, una tarántula, una serpiente. Todo. Cualquier cosa…  menos la sombra hambrienta de una mujer.

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