Cultura

50 Años de la mujer en el rock I

Autor: Diana
Fecha: 19 Dic 2007
En algunos medios se han hecho reportajes en torno a ese tema y, como de costumbre, la presencia de las mujeres en los resúmenes es mínima. Por eso desde aquí queremos reivindicar el papel de la mujer en el rock, ya desde sus primeros tiempos, haciendo un recorrido por algunas de las artistas más transgresoras o significativas de las diferentes décadas.

Sin duda, no están todas las que son (¡en absoluto!), pero esperamos que sirva como botón de muestra del rock femenino. A diferente nivel según la época, estas mujeres tuvieron que luchar contra estereotipos y prejuicios para ser tomadas en serio; aún hoy cuesta encontrar información de muchas de ellas, y de algunas sólo aparecen anécdotas de su vida personal.

Hay cierta sobrecarga de grupos y solistas norteamerican@s (es la cuna del rock ¡qué se le va a hacer!) aunque hemos intentado dejar un hueco para destacar a músic@s de aquí. Os invitamos a buscar, escuchar, y disfrutar los temas de las cantantes o grupos que se mencionan en este especial. Si alguien descubre (o re-descubre) alguna artista, o alguna canción memorable, miel sobre hojuelas.

Artemisia Gentileschi en Bilbao

Hasta el 28 de septiembre podremos contemplar en el Museo de Bellas Artes de Bilbao la obra maestra de Artemisia Gentileschi, Judith y Holofernes (1612-13), una pintura que representa con exacto realismo el momento en que la heroína hebrea, con la ayuda de su criada Abra, asesina al general asirio durante el asedio de Betulia. En el cuadro, que se

Soledades

Autor: isabel
Fecha: 21 Feb 2007
Sentirse sola no es paradigma de la fama. ¿Quién no se ha sentido sola mezclada entre la multitud de una ciudad e incluso en compañía de la pareja elegida o preferida?
Una de las soledades mejor expresadas la encontré un día en este microrelato de Pedro de Miguel.

SOLEDAD

Le fui a quitar el hilo rojo que tenía sobre el hombro, como una culebrita. Sonrió y puso la mano para recogerlo de la mía. Muchas gracias, me dijo, muy amable, de dónde es usted. Y comenzamos una conversación entretenida, llena de vericuetos y anécdotas exóticas, porque los dos habíamos viajado y sufrido mucho. Me despedí al rato, prometiendo saludarle la próxima vez que le viera, y si se terciaba tomarnos un café mientras continuábamos charlando.

No sé qué me movió a volver la cabeza, tan sólo unos pasos más allá. Se estaba colocando de nuevo, cuidadosamente, el hilo rojo sobre el hombro, sin duda para intentar capturar otra víctima que llenara durante unos minutos el amplio pozo de su soledad.

FIN

El azúcar Grimm

Autor: Esopo
Fecha: 23 Nov 2007
Ya sé que es amargo, pero es la auténtica versión de Perrault por mucho azúcar Grimm que le pongamos. Claro que habría que cuestionarse porqué seguimos edulcorando los cuentos de hadas a nuestros niños y a los no tan niños. Me parece que muchas veces esta distorsión de la literatura infantil se debe al propio desconocimiento de la versión original, manipulada durante siglos. En otras ocasiones nos hallamos ante la negativa de muchos padres a causar un trauma a sus hijos al narrar hechos violentos, crueles e incluso de “dos rombos”. Por ejemplo, a ver quién es el valiente que le dice a su princesita que “La Bella Durmiente” no se despierta con un beso si no que el príncipe primero lo intenta con gritos y como su táctica no surte efecto, decide violarla. Tras abusar de ella comienza un desenfrenado culebrón con embarazo, raptos y asesinatos que ya quisieran igualar muchas productoras sudamericanas. Pero las sorpresas con los “cuentos infantiles” no terminan aquí. Supongo que a nadie le chocará saber que las hermanastras de Cenicienta, ávidas por calzarse el zapatito de cristal a toda costa, se cortaron un dedo del pie bajo el mandato de su madre. Por cierto, en las versiones más antiguas de la Cenicienta (remontémonos al siglo IX, China) el zapato –zapatilla- no era de cristal si no de raso, cuero o tal vez oro. Como estos materiales ocultaban las mutilaciones de las hermanastras y se facilitaba el engaño, en su versión Perrault optó por hacerlo transparente para que no hubiera lugar a dudas de quién era la dueña.

Bueno, ¿y qué hay de la tierna Ricitos de oro? Ésta es bajo mi punto de vista la historia más deformada de todas ya que la dulce pequeña no era ni siquiera una niña si no una vieja malhumorada, fea y de cabellos grises que irrumpe en el hogar de los osos. Pues bien, las fieras, hartas de la ocupación y viendo que no la mataban ni el fuego ni el ahogamiento, decidieron acabar con ella empalándola en la aguja de un campanario. ¿Qué tal el cuerpo? Seguimos. Lo siento, ya no puedo parar. Hacia el final de Blancanieves, la malvada madrastra es obligada a bailar con unos zapatos de hierro candente hasta caer muerta en el suelo. En cuanto a “El patito feo”, los patitos no se limitan a insultarle si no que lo vejan de esta manera:

_ ¡Déjenlo tranquilo! – dijo la mamá -. No le está haciendo daño a nadie.

_Sí, pero es tan desgarbado y extraño –dijo el que lo había picoteado- que no quedará más remedio que despachurrarlo.

Por favor, insistid en “animal” y “despachurrar” y la imagen será espeluznante. Siguiendo con Andersen, siento desilusionar a los forofos de Disney pero he de confesaros que La Sirenita no llegó a la boda… Así que haced el resto vosotros.

Y ahora que ya sabemos cómo eran en realidad estas fábulas cabe retomar la primera pregunta y plantearse qué hacer con estos datos: si usarlos o bien ocultarlos de nuevo a otra generación. Analicemos la idea absurda del pudor a relatar hechos violentos a los pequeños. Primero, nos guste o no los niños de ahora contemplan la violencia a diario un día sí y otro también. En el colegio, cada dos por tres presencian o se involucran en peleas y como no, cuando llegan a casa y encienden la tele sale de todo: sexo, palabrotas y escenas como la de “el Sergi” se repiten a diestro y siniestro. Y lo ven casi sin que podamos evitarlo. Segundo, pensemos que nosotros podemos controlar la información del cuento eligiendo el cómo, el cuando y el porqué de determinada narración. Así, para hablar de la sinrazón de la xenofobia, leerles “El patito feo” en su versión original sería excelente. Lo considero un contexto más adecuado que la repetición abusiva de las patadas de “el Sergi” a una extranjera. Para colmo, luego son comentadas con un lenguaje que el niño no puede asimilar.

También el peliagudo asunto de la pederastia se podría tratar con la Caperucita Roja de Perrault. Pero cuidado, hay que coger este cuento con alfileres, midiendo al milímetro lo que resaltamos de la historia. Si bien Perrault lo escribió con un fin moralista “los hombres (y por lo tanto el sexo) son peligrosos para las jovencitas sean niñas o no” hay que ver en una versión italiana a la primera Lolita de la historia:

“Abuelita, tengo sueño:

A lo que la fiera responde:

-Quítate las ropas y ven a acostarte conmigo».

No sé porqué me da la impresión de que Caperucita accedió, le gustó y una vez en la cama me la imagino diciendo: “Abuelita, qué … más grande tienes”. Por eso, limitémonos a contar que “el lobo”, o sea un desconocido –extraño disfrazado de persona amable- podría ser un asesino en serie.

Estos son ejemplos de algunos usos didácticos que podemos dar a las versiones originales pero puede haber muchísimos más. Aun así seguirá habiendo padres que se nieguen en rotundo a difundirlas. En este caso me planteo que los motivos pueden ser más profundos y referirse a su propia infancia. Me explico. Los adultos tenemos pocas oportunidades de volver a sentirnos niños. Por eso nos inventamos que “hay que decorar el árbol de Navidad”, que “la nocilla es antidepresiva”, y nos subimos a la montaña rusa “para que nos les pase nada a ellos”. Por supuesto es bueno leerles un cuento antes de dormir. Bajamos la luz, abrimos el libro y nos encojemos. Se nos cambia la voz, los ojos se nos abren y tras varias páginas emocionantes no sabemos distinguir entre el niño y el adulto. Entonces, en medio de esa magia ¿cómo hablar de malos tratos? ¿cómo? ¿que la Sirenita muere? ¿violaciones? ¿no tuve suficiente con las noticias de hoy? Ni loco. Para el poco rato que estoy con mi hijo, me niego a hablar de esto.

Y pensaremos “además, ya ha dejado el chupete, ya come con nosotros, ya hace muchos deberes, ya me compra él los Reyes con sus cinco euros… Por eso, en los cuentos yo me trago el sorbo amargo y a él… a él le pongo el azúcar Grimm”.

Confesión: A los veintitrés años mi profesora de “Análisis de textos” me contó el verdadero final de Caperucita Roja. Tengo treinta y uno. Todavía no la he perdonado.

Nuria Reina

Literatura y Cine / Cine y Literatura

Autor: isabel
Fecha: 5 Abr 2007
La fascinación que ejerce sobre nosotros una buena novela podemos compararla a la que siente el arqueólogo al encontrar un fragmento de cerámica. A partir de él puede imaginar una totalidad.

Cuando esa historia es trasladada a la pantalla puede no ser la imaginada por nosotros o puede completar lo leído y a veces mejorarlo.

Buscar la geografía íntima de Virginia Wolf, después de leer su novela Orlando, es un acicate que nos puede llevar a visionar la película. La casa de 365 habitaciones de Orlando no es otra que Knole, la mansión familiar de Vitoria (Vita) Sackville-West, poetisa y cómplice de la novelista. A ella dedicó su libro Virginia y en sus páginas recrea la historia de esta mujer, sus ancestros y su personalidad.

Vita se casó en Knole con Harol Nicolson, con quien compartiría 50 años de un matrimonio cómplice, ambos homosexuales. Pero hubo de abandonar la mansión familiar por lo que ella con sorna definía como un “fallo técnico”. Al morir su padre, la herencia de la propiedad continuó por línea masculina. Y Knole pasó a manos de su tío. Virginia en su novela hace regresar a su personaje a la casa, era una manera de desagraviar a su amiga.

Orlando, es la historia de un ser andrógino, que nace niño y tras diversos sufrimientos se convierte en mujer. Alter ego de su amiga Vita, que se nos presenta a través del personaje como un ser delicadísimo, que sufre transformaciones a cada golpe. En cambio, Virginia es el ser poderoso, el biógrafo que salva la integridad de su personaje, justo lo contrario de lo que representaban en la realidad.

Virginia Woolf dedicó la novela a Vita. Y Vita Sackville-West dedicó a Virginia su poema Sissinghurt, el singular jardín creado en 1930 por Vita y su marido.

La relación de las dos escritoras acabó en 1935. No obstante cuando las bombas ya caen sobre los Woolf, alrededor de 1940, Virginia recibe un agradable y comestible regalo de la granja de Vita. Y ella le escribe una carta agradecida.

“Todo cuanto puedo decir es que cuando descubrimos la mantequilla en la caja hicimos que la familia –es decir Louie- entrara a mirarla. Es una libra entera, dije…Has olvidado como sabe la mantequilla. Por tanto te lo contaré: es algo entre rocío y miel. ¡Felicita a las vacas de mi parte!…No creo que nada me parezca importante excepto esto. Es cierto que todos nuestros libros llegan de la casa en ruinas mañana: maltrechos y llenos de moho… pero son menudencias. Caen bombas cerca… tonterías; han derribado un avión en el pantano: tonterías; malditas inundaciones… no, nada parece una corona de laurel apropiada en el pedestal de tu mantequilla…”

Virginia después de dar sus flores más bellas en sus páginas se hundió y Vita, la jardinera que la había regado en su momento de mayor esplendor, se fue con sus perros chow y su eterno Sr. Nicolson a su castillo en el condado de Kent donde seguiría plantando y trasplantando, escribiendo y segando, dando cenas, luciendo perlas y recibiendo a sus amigas hasta el final de sus días, en 1962.

CARMIN – Nahui Ollin; la mexicana revolucionaria

Autor: Olga
Fecha: 8 Ago 2007
Persona con fuerte personalidad. Mujer poco conocida y que, sin embargo, supuso para su país una apertura en opiniones y lebertades. [b]Pura pasión y fuego.[/b]

«Soy un ser incomprendido que se ahoga por el volcán de pasiones, de ideas, de sensaciones, de pensamientos… La vida no está hecha para mí, porque soy una llama devorada por si misma y que no se puede apagar»

[youtube]lfDiVXkCySA[/youtube]

Pan Yuliang: Oriente Y occidente

Autor: gloria
Fecha: 20 Jun 2007
Yuliang (en un principio llamada Zhang Yuliang) nació en 1895 en la provincia de Anhui. Sus padres murieron cuando aún era una niña. A los catorce años, su tío la vendió un burdel, donde permaneció hasta que fue comprada por un agente de aduanas. Tenía entonces 20 años.

Pan Zanhua, su nuevo dueño, la hizo su concubina y se la llevó a Shangai. En 1918 aprobó los exámenes para ingresar en la Escuela de Arte. Allí estudió con un artista llamado Wang Jiyuan , uno de los primeros artistas chinos que podía pintar en el estilo tradicional chino (con tintas) o en el occidental (con óleos) que además había introducido el trabajo del desnudo en la Escuela. Yuliang enseguida se sintió atraída por la forma occidental, incluyendo desnudos de figura femenina con un toque de erotismo.

Después de graduarse, y gracias a la ayuda de Pan Zanhua (de quien adoptó el apellido) estudio durante siete años en Europa, donde ganó premios tan prestigiosos como la Medalla de Oro en la Exhibición Romana Internacional de Arte. Después volvió a China como profesora, primero en la Escuela de Arte de Shangai y después en el Departamento de Arte de la Universidad Central de Nanking. Todo un éxito para una mujer con el pasado de Yuliang.

Entre 1929 y 1936 realizó cinco exposiciones personales. Pero sus cuadros (para los que ella misma hacía de modelo) fueron rechazados por la conservadora sociedad china que los calificó de depravados. Además, no podía concebir un hijo de Pan Zanhua, ya que él tenía su propia familia. Desmoralizada, volvió a Europa.

En 1937 se instaló en París y continuó su carrera con exposiciones en diversos países de Europa. En 1959, fue galardonada con el Premio de Oro de París y el Premio de Plata de Bélgica, y sus cuadros fueron adquiridos por la Galería Nacional de Arte Moderno francesa o el Museo Cernushi.

Murió en 1977 en París y legó sus cuadros a su ciudad natal en China, donde hoy existe un museo en su memoria.

Enhedu, la escritora del primer poema de la historia

Autor: Diana
Fecha: 23 Dic 2006
[b]Diana P. Morales[/b]

Mucha gente no sabe que el primer poema encontrado en la historia salió de la pluma de una mujer.

Se llamaba Enheduanna -[b]Enhedu[/b]- y vivió en [u]Babilonia[/u], alrededor del 2.354 AC; era sacerdotisa de la diosa Inanna y su poema cuenta la leyenda de esta diosa; además, Enheduanna fue [u]la principal matemática y astrónoma de su época en el imperio sumerio[/u].

Os dejo con algunos de sus versos, los primeros de los que se tiene constancia en la historia de la humanidad.

(…) [i]Los grandes demonios, como estiletes de escritura,
Caminan al lado de ella.
Y hay quienes caminan delante de ella… llevando mazas
en la mano.
Y hay quienes caminan a su lado, con armas a sus costados.
Hay quienes la preceden
Hay quienes preceden a Inanna.
Seres que no conocían la comida ni el agua [/i](…)

Me imagino a Enhedu pequeña, pero resuelta, de mirada seria. Debía imponer respeto, pues representaba el pilar más alto de las ciencias de su imperio. La veo siempre ocupada, siempre rodeada de gente. Y, buscando, de noche, un momento de paz para cerrar los ojos bajo en cielo de Babilonia y soñar con las aventuras de la diosa Inanna.

Lástima que no se conserven imágenes; El poema ha llegado hasta nosotros grabado en tablillas.

http://www.portaldelescritor.com/blog
http://dianap.bitacoras.com

MAESTRA ARTEMISIA GENTILESCHI

Autor: gloria
Fecha: 1 Ago 2007
Nació en Roma y era la hija mayor del pintor Orazio Gentileschi. Huérfana de madre desde los doce años, pasaba mucho tiempo en el estudio de su padre, donde recibió una rigurosa formación como pintora y conoció a los más importantes artistas de la época.

Su primera obra importante (que pintó con 17 años) fue la heterodoxa [i]Susana y los viejos[/i], en la que el desnudo de Susana tiene más que ver con el realismo de Courbet que con el modelo de belleza veneciana de Tintoretto.

A partir del Renacimiento, el episodio bíblico había sido utilizado por muchos pintores para mostrar el placer erótico con el regusto de lo prohibido. En sus cuadros, Susana casi siempre aparece mientras se recrea provocativamente en su belleza sin saber que es observada o hablando con sus verdugos y, a pesar de su notorio rechazo, la tentación del adulterio no parece extrañar mucho a la seductora Susana, que parece estar indecisa.

Por el contrario, la versión que pintó Artemisia Gentileschi muestra la perspectiva de una mujer desesperada. Y su rostro es una mueca de asco y horror. Un horror que no es más que un reflejo del sufrido por la propia pintoria.

A los 16 años, Artemisia fue violada en el taller de su padre por Agostino Tassi, otro pintor al que Orazio había contratado como profesor de su hija. De resultas de la agresión, Artemisa cayó enferma. No fue hasta un año después que su padre denunció a Tassi por estupro y por el robo de unos cuadros. En el proceso, Artemisa fue torturada con un empulgador para verificar su testimonio y aún así, a Tassi sólo le cayo una ridícula pena, mientras que ella tuvo fama de licenciosa el resto de su vida.

Un mes después del proceso judicial, que la marcó emocional y psicológicamente, se casó con el rico florentino Pietro Antonio di Vincenzo Stiattesi, seguramente para evitar el escándalo, y la familia marchó a Florencia donde nació su hija Palerma, también pintora. En esta ciudad adquirió gran renombre (tanto es así que fue la primera mujer que estudió en la Accademia del Disegno) y realizó también trabajos en Génova, Nápoles y Roma, entre las que destacan [i]Judith y su sirvienta [/i]y [i]El nacimiento de San Juan Bautista. [/i]

Con todo, su obra más importante es [i]Judith decapitando a Holofernes[/i], que representa con exacto realismo el instante preciso en el que la heroína decapita al general sirio. La obra es una apoteosis de sangre y Judith ejecuta su cometido con una precisión y una profesionalidad comparables a las de una carnicera que trocea a un animal. El lienzo se ha interpretado como una especie de venganza por la humillación que Artemisia sintió al ser violada, de ahí que la protagonista esboce un gesto de satisfacción. Una escena completamente inusual en la pintura barroca. Hoy está considerada como un símbolo del poder femenino.

Tras una estancia en Inglaterra, de la que data su [i]Autorretrato como la Alegoría de la Pintura[/i], volvió a Nápoles, donde siguió trabajando hasta que falleció a los cincuenta años.

En una frase extraída de sus cartas a don Antonio Rufo reclamándole sus honorarios podemos apreciar su fuerte personalidad: “Esto le mostrará a su Señoría lo que una mujer puede llegar a hacer” Toda una declaración de principios.

Caravaggio: sensualidad adolescente.

Autor: Olga
Fecha: 20 Ene 2007
Es sobre todo conocido por su época de temática religiosa ya que es su madurez estilística y hace de la oscuridad un acolchado espacio donde las figuras campan con naturalidad. El tenebrismo de Caravaggio aparece, como digo, en una segunda etapa.
Pero en la primera, en sus primeras obras, que son las que realmente llevan su personalidad inscrita, los epacios son un poco más claros, las figuras irradian luz y prima ante todo, una sensualidad abrumadora.

Me encantan estas obras e Caravaggio. Simplemente me encantan.

Sus modelos siempre son jovencitos de piel lisa y frágil. Sus afeminados rostros están acompañados por una expresión de picardía ingenua que miran al espctador directamente a los ojos.

En la primera imágen, «Los músicos», vemos ya su magnífica técnica y calidad tanto en textura como en la perfección anatómica de las figuras.
El espacio se plantea con las diferentes posturas de los personajes, que al tener escorzos y diferencias de tamaño generan una ligera sensación de amplitud que mejorará con el paso de los años.
En fin, a lo que voy, fijaos en los rostros. ¿Qué veis? piel tersa, labios entreabiertos y carnosos, miradas esvaídas… puro erotismo. El tema es un grupo de músicos ensayando y el contenido cambia dándonos la visión de cuatro jóvenes semidesnudos aparentemente sorprendidos de nuestra intromisión.

Y ¿Qué me decís del chico con la cesta de frutas? Las frutas tienen una simbología concreta acerca del paso del tiempo y que las sostenga este joven cándido con mirada dulce hace del cuadro un poema provocador. El fondo plano hace resaltar la figura del modelo.

El joven mordido por una lagartija es el ejemplo perfecto para explicar la sensualidad masculina de Caravaggio. ¿Es esa una cara de dolor?

Y por último, un «San Juan Bautista» desnudo y en escorzo que nos muestra la maestría de este genio del barroco italiano. Un genio como muy pocos en todos los tiempos.
Uno de mis artistas predilectos. Será por esa debilidad común que tenemos…

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