Hace unos días fui invitada al acto de celebración del 15º aniversario de la Asociación de Directores de Comunicación (DIRCOM) y en la invitación se indicaban unas notas de protocolo referentes al vestuario (caballeros: traje oscuro – señoras: vestido de cóctel). Me sorprendió comprobar que pocas mujeres se ajustaban a lo indicado ¿Qué ocurrió entonces? Se me ocurre que algunas (y algunos) no se leyeron esa parte de la invitación o bien carecían de conocimientos al respecto de las notas de protocolo, o al acudir a continuación de la jornada laboral no creyeron importante ese punto o quizá no dispusieran de un vestido de cóctel en su armario.
Las notas de protocolo son unas indicaciones referidas al evento y se colocan en la parte inferior de la invitación. La más conocida es la de «Se ruega confirmación (S.R.C)». Estas notas sobre el vestuario no son orientativas si no obligatorias pues con ello el anfitrión (el que invita) marca el carácter más o menos formal del evento. Afortunadamente, en esta ocasión, en el control de acceso no fueron muy estrictos con el vestuario porque en edificios como el Casino de Madrid de la calle Alcalá, lugar muy habitual de eventos empresariales, no se permite la entrada al que no va adecuadamente vestido para la ocasión (p. ej. los caballeros no pueden entrar sin chaqueta americana).
En los eventos, al ágape ligero que tiene lugar al mediodía se denomina vino español o aperitivo y lo habitual es asistir con vestuario de trabajo. Por la tarde-noche se denominan cóctel y, aunque en los de carácter empresarial no es frecuente la exigencia de etiqueta, es mejor conocer las normas para estar a la altura en caso de ser invitadas a uno de ellos ¿Que se considera vestido de cóctel? Aunque hay una gran variedad de modelos, el largo de la prenda debe estar alrededor de la rodilla. Es más elegante el vestido pero sirve igualmente una falda y una camisa o top pero nunca el traje de chaqueta del trabajo.
Si no se dispone de un vestido para la ocasión o supone un engorro llevarlo al trabajo, una solución válida es una falda (puede ser la del traje pero prescindiendo de la chaqueta) combinada con una camisa con algo de brillo (seda o raso) que está perfectamente admitido en el atuendo diario de profesionales tipo consultoras, abogadas, publicistas, etc. A esto le añadimos, antes de salir de la oficina, un collar de perlas (se permiten combinaciones de colores, varias vueltas, nudos, etc.) y un chal con estilo. Un pequeño bolso (con cadena fina o cartera de mano) completará la imagen. Estos detalles abultan poco en una bolsa para llevarlo al trabajo hasta el momento de acudir al evento.
El cabello sucio o mal acondicionado puede arruinar un vestuario cuidado por lo que, si no está en perfectas condiciones, es mejor recogerlo en una coleta o moño y darle un efecto mojado con alguno de los productos que ofrece el mercado, que también ocultará un cabello con raíces del tinte. El toque de color con el maquillaje es imprescindible.
En el caso de los caballeros, el traje oscuro significa eso mismo: traje de vestir en color azul marino, negro o gris marengo. Como detalles de formalidad y elegancia, no están de más los gemelos en la camisa, un pañuelo en el bolsillo superior de la chaqueta, etc. La creatividad se puede plasmar con un toque de originalidad en esos mismos complementos.
Es habitual en los congresos finalizar con una cena de etiqueta en la que se pedirá la asistencia con el vestuario adecuado (smoking, vestido de gala, etc.) pero de sus características hablaré en otro post.
Montse Calvo. Asesora de imagen profesional.