Una de las premisas obligadas antes de exponer tu piel al sol este verano es tenerla bien cuidada e hidratada, así que hoy me gustaría hablar sobre el tratamiento Código Juventud de L’Oréal París que he estado utilizando durante los dos últimos meses, por lo cual puedo al fin hablar en primera persona de los resultados reales una vez disipado el boom publicitario.
Normalmente me encuentro ante varios problemas a la hora de elegir una crema hidratante/antiarrugas. El primero suele ser que las buenas hidratantes no resultan eficaces como antiarrugas, y que las antiarrugas son demasiado untosas como para resultar hidratantes aptas para las pieles mixtas como la mía.
El segundo problema suele ser que hay pocas antiarrugas recomendadas para treintañeras, y todas se suelen centrar en un perfil de piel un poco más maduro. Y el tercero, aunque no por ello menos importante, suele ser que las cremas «de calidad» tienen en la mayoría de los casos un precio prohibitivo. Pero creo que por fin he encontrado un tratamiento que sortea con bastante elegacia y soltura todos estos obstáculos.
Dejando a un lado toda la parte «técnica» que nos habla de los maravillosos avances científicos, y de cómo la marca aplica la teoría de los genes a la cosmética, os hablaré de los aspectos más práticos.
El tratamiento tiene tres productos: una crema de día, una crema de noche o sérum, y un contorno de ojos.
La joya de la corona es sin duda la crema de día: es profundamente hidratante, pero sin resultar grasienta, lo que la hace perfecta para usar bajo la base de maquillaje. Tiene resultados inmediatos, ya que se puede apreciar cómo mejora enseguida el tono y la luminosidad de la piel. Y encima huele de maravilla. A largo plazo los resultados no son milagrosos, pero bastante más que aceptables.
El contorno de ojos es también una pequeña joyita que no debería de faltar en cualquier neceser, porque además de actuar como antiarrugas de esa zona tan delicada, lleva micropigmentos que atenúan las ojeras, evitando el efecto de «ojos cansados».
El sérum o tratamiento nocturno es, desde mi punto de vista, el más prescindible de los tres. La manteca de karité lo hace excesivamente graso, y la verdad es que los efectos parecen los de cualquier hidratante normalita.
¿Lo mejor de todo? El precio, sin duda. Cada uno de los tres cuesta 19,90 euros, lo que los pone al alcance de nuestros maltrechos bolsillos. ¿Te animas a probarlos?
