Cuando yo era niña los llamabamos tebeos, ahora se han convertido en comics.
Uno de esos cómics, de esos que puedes regalar sin dudar, porque trata de temas universales que a todos nos despiertan sentimientos, lo podemos encontrar en las creaciones de Adrian Tomine, cuya maestría literaria está fuera de toda duda.
Adrian Tomine, considerado por muchos como el Raymond Carver (Maestro del relato corto y del realismo sucio) del mundo del cómic, crea un mundo tan personal como universal, tan oscuro como brillante, que lo confirma como uno de los autores de cómic más interesantes de la actualidad.
En todas las historias hay una fuerte carga sexual. No es ningún misterio que el deseo y el sexo mueven el mundo, y Tomine maneja esos impulsos como nadie.
Los personajes de de Tomine son emocionalmente inestables, fracasados en su trabajo y sobre todo, en sus relaciones sentimentales, pero que mantienen la esperanza de encontrar algo que cambie sus vidas. Historias muy duras, pero en las que no faltan el sentido del humor y la ironía.
Otro de los aciertos de Tomine son los finales abiertos de todas las historias, que nos dejan haciéndonos preguntas sobre el destino de los personajes y, sobre cómo habríamos actuado nosotros mismos en esas situaciones.
De él se está reeditando un tomo recopilatorio con cuatro historias de la aclamada serie Optic Nerve, de Tomine (‘Alter Ego’, ‘Rubia de Verano’, ‘Escapada a Hawai’ y ‘Amenaza de bomba’), en los que nos confirma la fragilidad de la comunicación entre los seres humanos en medio de la era de la información.
Rubia de verano es una de sus obras maestras, un magnífico tratado sobre la soledad y los sueños y anhelos, de lectura obligada.
Nos acerca a Neil, un editor de anuncios clasificados de un semanario local enamorado de una dependienta a la que no se atreve a confesar sus sentimientos. Y ella se enamora de un músico que la desprecia, en un triángulo imposible.
Fuente: rtve
Un beso Mury
