Cuando Santi encontró a Go

Cuando Santi encontró a Go 1Santi era un chico tímido, sensible y muy promiscuo, o al menos eso creía él, ya que pensaba que promiscuo significaba estudioso.

Su madre estaba muy orgullosa de él, pues de sus 7 hijos, era el único que había decido estudiar, y no sólo una carrera, sino 7, para dedicar una a cada uno de sus hermanos.

La carrera que había elegido para los sábados era Farmacia y, cada día iba a la farmacia de Licenciada Serrano. El nombre de Licenciada le venía por parte de madre, quien decidió bautizarla con el nombre que figuraba en el letrero de la entrada de la farmacia de su barrio, para que así ya de pequeña le viniera la vocación.

Una mañana, mientras Santi anotaba en su cuaderno de notas la, si, do y re, una dulce y tierna muchacha entró en la farmacia. Nada más sonar las campanillas de la puerta, Santi supo que alguien había entrado, y cuando levantó los ojos del suelo, que en un momento de descuido se le habían caído, sintió como su corazón se aceleraba.

La chica se dirigió al mostrador y pidió a Licenciada una caja de tiritas y que se lo pagaría mañana porque no llevaba dinero. Entonces Santi sacó un cupón de la once y le dijo que le dejaba el cupón de prenda para que pagara a Licenciada. En caso de salir premiado, se volverían a ver allí mismo en una semana para compartir la recompensa y el resto de sus vidas. Ella aceptó encantada y pagó a Licenciada con el cupón.

Regresaron al punto de encuentro el día convenido. La farmacia estaba cerrada. Bajo la persiana había un sobre en el que ponía “Para vosotros”. Santi abrió el sobre algo inseguro, pues dudaba de que “vosotros” fueran “ellos”, y leyó la nota en voz alta:

“Siento no poder estar ahí para ser testigo de un momento tan romántico. Estaré un tiempo fuera, igual vendo la farmacia, o quizás la regale, ya os avisaré. Espero que seáis muy felices juntos. ¡Suerte!

Santi miró a su compañera ilusionado. Ella escuchó atónita sus palabras, aquello tenía que ser una señal del destino, estaba convencida. Santi sonrió. Se acercaron lentamente, y al ritmo palpitante de su corazón, se unieron en un apasionado beso de amor.

— Ni siquiera sé tu nombre — le dijo Santi.

— Go — contestó ella, y volvió a pegarse a sus labios.

Y así fue como Santi se unió a Go y fueron felices para siempre.

 

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