Como decía en artículos anteriores, es importante conocer las normas básicas del saludo para no cometer fallos que puedan crear barreras en la relación, fundamentalmente con personas que se acaban de conocer.

Algunos profesionales y sus cónyuges, asisten a eventos oficiales y se sienten inseguros en un terreno que no es el habitual. La primera prueba del saber estar es el saludo. Aquí también se debe tener en cuenta quién marca la forma de saludo, es decir, la precedencia. La precedencia es como la categoría o rango que tiene cada persona  y el lugar que le corresponde dependiendo del evento. Por ejemplo, en un evento organizado por la Comunidad de Madrid, si asiste su Presidenta será la anfitriona y la de mayor precedencia, por lo tanto, ella marca la forma de saludo a quien se acerca. Estas precedencias oficiales están establecidas en un Decreto y está encabezado por la Familia Real.

Existen unas normas de saludo para cumplimentar a la Familia Real, que no son de obligado cumplimiento pero que tienen su particularidad ¿Cómo saluda un hombre al Rey o al Príncipe de Asturias? El cuerpo se mantiene recto, se juntan los pies (no se golpean los talones como hacen los militares) y se tiende la mano para estrecharla a la vez que se inclina la cabeza (sólo la cabeza y no el tronco). Se acompaña de un saludo verbal: «Majestad» en el caso del Rey y «Alteza» en el del Príncipe. A los cónyuges de las Infantas, tan sólo se les estrecha la mano (tanto si les saluda un hombre como una mujer) y el tratamiento sería de «Señor».

Si un hombre saluda a la Reina, la Princesa de Asturias o a las Infantas, debe inclinar ligeramente el tronco y tomar su mano por los dedos, acercándola hacia los labios pero sin llegar a besarla. Esto es lo que se conoce como «Besamanos«. El tratamiento verbal es el mismo que en el caso anterior.

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Las mujeres saludamos a las Altas Personalidades mencionadas con una genuflexión: se toma la mano derecha por los dedos a la vez que la pierna izquierda se dobla y la derecha se lleva hacia atrás sin llegar a apoya la rodilla en el suelo. La mirada se dirige hacia el rostro contrario, no se mira hacia abajo. Este gesto es complicado de realizar, especialmente si la Familia Real forma una línea de saludo y uno va caminando en fila, por lo que se debe practicar para no perder el equilibrio o tener que agarrarse de la mano que nos tienden.

El besamanos, costumbre española, estuvo de plena actualidad hasta mediados del pasado siglo y era saludo habitual de los caballeros a las damas. Tenía también sus particularidades: sólo se podía saludar así a mujeres casadas porque con las solteras era un gesto descarado de proposición amorosa. Tampoco se podía saludar de esa forma al aire libre ni a una mujer enguantada. Puede ser una opción de saludo apropiado de un hombre a una embajadora o la esposa de un embajador, a una mujer con título nobiliario y, en general, a cualquiera con la que se pretenda ser cortés y protocolario.

Las mujeres cumplimos estrechando la mano a todos en los actos oficiales, con las excepciones que he comentado para la Familia Real, que será una opción voluntaria.

Con este post acabo el ciclo dedicado al saludo.

Montse Calvo. Asesora de imagen profesional.

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