¿Envuelto para regalo?

 

Estos días vemos papeles de regalo para todos los gustos, pero…  ¡donde se ponga el celofán!

Las maletas envueltas en papel transparente abundan en los aeropuertos ¡pobrecitas!, la veo pasar sobre la cinta en la recogida de equipajes y siempre me pregunto ¿ocultan algo muy preciado o los propietarios no quieren que sufran el menor rasguño? Nada más tonto, porque puede que al desliarlas no encuentren la punta y le hagan un corte con el cutter. Parece ya un oficio instaurado en los aeropuertos, éste de envolver la maleta en papel transparente, con una máquina que gira rápida bajo la atenta mirada y ayuda de la azafata de turno. Pero lo que no sabía es que el gusto por envolverlo todo había llegado tan lejos.

Leo en la prensa (El país semanal 16-12-2007) que: «entre la Séptima y la Octava Avenida en la calle 26 al oeste de Manhattan espera escondida la Caja de Pandora, un enorme local en el que, entre otras cosas, envuelven en papel celofán a quien paga por ello».

¿Complejo de pollo o bocadillo de jamón para no perder aroma? Ni mucho menos; es más atrevido, es la búsqueda de sensaciones: sentir que te asfixias mientras alguien muy sofisticado viene a rescatarte.

Lo malo es que lo van a tener que dejar pronto porque, según las últimas noticias, en EE.UU. se están concienciando de que los plásticos son malos para el planeta.

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