La autoestima como aliada

Siempre estamos preocupadas por el aspecto físico: controlamos lo que comemos, nos ponemos en forma… somos estrictas con nuestro físico, y no nos ponemos a pensar en aquel dicho de “bonita por dentro, bonita por fuera”.  ¿Cómo te ves tú? Cuanto más guapa te sientas, más guapa te ven. Esto es así, así que es momento de tomar a la autoestima como aliada cada mañana.

La autoestima como aliada

Pesimismo fuera. ¿Qué es eso de culparte por todo? ¡Se acabó! Tienes que ser tú la primera que te apoyes para recibir apoyo de los demás. Borra esos pensamientos de “siempre pasa igual…” “no sé por qué me sigo fiando…”

Los miedos se vencen con decisión. El miedo no tiene que servir como bloqueo, sino como reflexión. Gracias a los miedos podemos tener en cuenta aquello que podemos mejorar, pero nada más. ¡Nunca dejes de hacer algo por miedo!

Mejor arrepentirse de lo hecho de lo que no hemos hecho, ya que nunca podremos saber el resultado. Cuando dudes si hacer algo o no, hazlo. Nunca dejes que el posible fracaso te impida hacer algo que realmente deseas “por si te sale mal”.

De los errores se aprende, y no es una frase hecha. Se aprende de verdad. Hay que mirarlos como algo positivo y constructivo. El camino hacia el éxito se consigue fallando y aprendiendo, fallando y aprendiendo…

Aunque tengas la autoestima por las nubes, de vez en cuando hay que ceder. Todos somos libres y, al igual que tú eres capaz de decidir, los demás también lo son.

Confianza en ti es la herramienta clave. Si confías en tus habilidades podrás conseguir lo que no tienes.

Para una autoestima fuerte que nos sirva de compañera debemos disfrutar de cada momento y celebrar todos los retos que alcancemos. Además de ser agradecida. Dar las gracias es gratis, así que cuando consideres, sé agradecida, te sentirás mucho mejor.

Cuando logres una autoestima firme, tienes que tener precaución con el ego. Proteger a tu nueva aliada, la autoestima, puede dejarte bloqueado en las relaciones sociales. No permitas que eso ocurra.

Y no te quejes tanto. Sonríe un poco más y deja de fruncir el ceño. Cuanto más negro lo veas todo, más gris se irá volviendo. Todo eso es solo cuestión de actitud.

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