Este es uno de los pilares en los que se basa la comunicación interpersonal. Para escuchar no sólo hace falta oír, también hay que entender lo que se dice y lo que no se dice y, sobre todo, cómo se dice.
Es necesario poner todos los sentidos en la otra persona para que nos llegue su mensaje y prestarle toda la atención. Por lo general, cuando escuchamos a alguien, a la vez estamos pensando en lo que le vamos a responder, lo que tenemos que aportar sobre el tema, la discusión de esta mañana con los niños, las tareas pendientes en el trabajo y un largo etc. y perdemos parte del contenido del mensaje. Hay que centrar toda la atención en el otro y confirmarle que le escuchamos mediante palabras (Sí, ajá, te entiendo,…) o sonidos guturales de afirmación.
Hablamos no sólo con las palabras (lenguaje verbal) si no también con el cuerpo a través de los gestos, las posturas, la mirada, el vestuario, es decir, con un lenguaje no verbal. A las palabras les acompaña un tono de voz, volumen, velocidad, cadencia y silencios que proporcionan tanta información como las palabras (lenguaje paralingüístico).
De las palabras entresacamos pensamientos y emociones. Nos indican el nivel cultural, estrato social o edad, por el vocabulario utilizado y las expresiones. Estados de ánimo por la repetición de palabras tales como miedo o felicidad. Ideas, proyectos, ambiciones, consejos, sueños.
La velocidad con que una persona se expresa transmite nerviosismo, prisa, tranquilidad, serenidad, etc. y el volumen denota enfado, agresividad, ira, alegría,…
El cuerpo acompaña a las palabras para darles énfasis y si no está en sintonía con lo que se dice, inconscientemente aceptamos el mensaje que transmite el lenguaje no verbal.
Para la escucha activa y efectiva, si se hace en persona, también nuestro cuerpo debe estar en sintonía con el otro, girado hacia él y manteniendo el contacto visual, lo cual no quiere decir que se deba estar mirando fijamente el rostro de la otra persona porque podría resultar intimidatorio y agresivo. Si el otro se siente escuchado, mediante la confirmación verbal y no verbal, habremos logrado que se sienta también valorado creando un sentimiento positivo hacia nosotros. Habremos conseguido un buen resultado.
Montse Calvo. Asesora de imagen profesional
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