LA VERTIENTE LITERARIA DE FRIDA

 

 

Coincidiendo con el centenario de su nacimiento, llega a Europa un libro que recoge poemas y cartas inéditas de Frida Kahlo.

La crítica de arte Raquel Tibol presentará en marzo la cuarta edición de su libro Escrituras, Frida Kahlo, el volumen más completo publicado con textos de la pintora, que por primera vez será publicado en Europa, concretamente en Francia, Holanda, Portugal y Hungría. Estos textos, unos 300 entre poemas, notas y cartas, es el resultado de una búsqueda personal de la autora, quien trabajó como secretaria del muralista mexicano Diego Rivera (1886-1957), en distintos archivos de Estados Unidos y México. Tibol ha señalado que su interés por reunir estos textos surgió porque quería demostrar que Frida, aparte de pintora tenía «vuelos de escritora». Sus escritos han despertado un gran interés. Llama la atención la calidad de su prosa transparente, que permite ver con nitidez las pasiones que la atormentaron y le dieron vida. Como ejemplo, una estrofa de octosílabos que Frida envió a Arcady Boytler:

La tristeza se retrata
En todita mi pintura,
Pero así es mi condición,
Ya no tengo compostura.

Kahlo, que cumpliría 100 años el próximo 13 de julio, fue una de las pintoras mexicanas más importantes de la primera mitad del siglo XX. Numerosas actividades están programadas en museos de México y Estados Unidos para celebrar el centenario. La pintora alemana Renate Reichert realizará en Berlín cien variaciones de Las dos Fridas, y en el Place Theatre de Londres el grupo Race and Rhythm montará una pieza basada en la vida de esta mujer, que con su personalidad rebasó su propia obra y brilló con luz propia tras la sombra de Diego Rivera, el gran muralista.

 

La obra de Frida es muy personal y claramente autobiográfica. En sus lienzos están sus amigos y sus amores, su cuerpo roto, sus abortos, sus sueños en los que hablaba a veces con sus muertos, su dolor agudo, constante.

A los dieciséis años, Frida sufrió el accidente que marcó su vida: viajaba en un autobús que fue arrollado por un tranvía. Una barra de hierro entró por su cadera izquierda y salió por el sexo, destrozándola por dentro. Logró sobrevivir contra toda esperanza, pero nunca se restableció del todo, a pesar de someterse a 32 operaciones a lo largo de su vida. Sin embargo, nunca se dejó abatir. Inmovilizada en la cama durante largos meses, con un espejo en el techo para que pudiera verse, Frida empezó a pintar. Su primer cuadro fue un autorretrato para su amor de juventud, Alejandro Gómez Arias.

Cuando pudo levantarse empezó a frecuentar los ambientes artísticos mexicanos. Allí coincidió con Diego Rivera, el famoso muralista, a quien enseñó sus cuadros. Fue el hombre de su vida. Lo amó hasta su muerte, a pesar de sus numerosas infidelidades. Diego y Frida se casaron dos veces: la primera vez en 1929, cuando ella tenía 22 años y el 43.

Fue entonces cuando Frida cambió su forma de vestir (antes del accidente llevaba ropa formal y conservadora, y después trajes de hombre) y empezó a usar los huipiles tehuanos, una prenda propia del estado sureño de Oaxaca, que quedaban muy bien sobre los corsés hechos de cuero y varilla que estaba obligada a llevar tras el accidente. Cuando más enferma estaba, más colorida y llena de vida era la ropa que se ponía.

En varias épocas de su vida, utilizó blusas blancas bordadas con símbolos de vida y fertilidad, algo muy significativo dentro del contexto de la artista que soñaba con darle un hijo a Diego Rivera. No pudo ser: su cuerpo destrozado no podía llevar adelante una gestación y Frida sufrió dos abortos en sus primeros años de casada.

Con Rivera, Frida viajó a los Estados Unidos y a Europa, donde presentó exposiciones que tuvieron una gran acogida. El propio Picasso escribió Ni tú (Diego Rivera), ni Derain ni yo, somos capaces de pintar una cara como las de Frida Kahlo. André Breton la calificó de surrealista, lo que la propia Frida negaba por considerar el surrealismo demasiado intelectual. Ella era autodidacta y estaba más interesada por lo social, lo indígena y la Revolución. Hoy en día, sus cuadros baten récords: Raíces fue subastado en 2006 por 5,6 millones de dólares, el precio más alto pagado por una obra de arte latinoamericana.

Kahlo fue una luchadora social incansable, integrante del Partido Comunista, amiga de León Trotsky, y maestra de un selecto grupo de artistas, que se trasladaban para recibir las clases a la Casa Azul de Coyoacán (hoy convertida en museo) donde Frida volvía a estar postrada en cama. Allí, en la casa que la había visto nacer y que fue testigo de sus ilusiones y padecimientos, murió el 13 de julio de 1954, a los 47 años.

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