Muchas veces nos hemos echado las manos a la cabeza cuando nuestros niños han venido del colegio con picor en la cabeza y al mirarlos hemos observado que por su cabeza se pasean pequeños esos pequeños insectos llamados piojos.
Estos insectos no solamente pueden vivir en la cabeza, además pueden hacerlo en el pubis y en el cuerpo.
El de la cabeza viven en el cabello, mide de 2 a 4 mm de largo, de color gris y no tiene alas. Su alimento es la sangre que chupa del cuero cabelludo, su reproducción es rapidísima (cada hembra pone de cien a trescientos huevos, llamados liendres que son de color blanco y se encuentran fuertemente adheridos a la base del cabello).
El nombre científico de la infestación es el de pediculosis y se manifiesta con un gran picor en el cuero cabelludo, causado por la irritación de la saliva que el insecto deposita en la herida de la picadura, por ello, se debe evitar rasarse, ya que puede producirse infecciones al producirse rasguños.
Los niños son los más propensos a la infestación, sobre todo de los 4 los 6 años.
El contagio es muy común, ya que pasan fácilmente de una cabeza a otra, además del uso de cepillos, peines, gorras… que facilitan el contacto entre persona y persona.
Es muy sencillo detectarlos a pesar de su escaso tamaño, pues los huevos se asemejan a una pequeña caspa detrás de las orejas, en la nuca y el flequillo. Para comprobar su presencia podemos pasar un peine sobre un papel blanco después de haber cepillado el pelo, si observamos pequeños puntos blancos sobre el papel, estos son los pequeños huevos, los cuales, nos avisan de la presencia de los piojos.
Fuente: guía infantil