Autor: Lau
El pasado miércoles noche, Buenafuente entrevistó a Maruja Torres. Espero la entrevista de una de mis escritoras fetiche, pero la borrachera galopante que lleva echa por tierra todas mis expectativas.
La mujer entra en el plató al son de la banda que tiene el Señor Andreu. Entra bailando, «qué enrollada», pienso. Se sienta en el sofá y comienza la «entrevista».
Ella está divertida, excitada. Me digo «Que simpática».
Buenafuente le pregunta por su nuevo libro, el cual ya ni recuerdo el nombre…. y, a juzgar por su estado, ella tampoco lo debía recordar. Contesta disparates, frases inconexas y ¡todo el tiempo en catalán! No deja de demostrar esa gran inteligencia y cultura que la caracterizan.Cualidades bañadas, eso si, por algo que en ese momento aun no me atrevía a adivinar. «¿Qué le pasa?», me pregunto. «¿Esta drogada?», me vuelvo a preguntar. Sigo la entrevista entre una sensación de risa nerviosa y lástima profunda.
Buenafuente, desconcertado, pero hábil, salva la situación como Buenafuente puede…. Le pide por favor que deje de hablar en catalán, le ruega que no le quite la peluca al actor que acaba de entrar y le suplica que hable de su libro, o que al menos, le conteste alguna pregunta.
Yo estoy apenada, esa escritora valiente y divertida que me emocionó con «Mujer en Guerra», ganadora del premio Planeta, esa mujer, columnista, de exquisito humor corrosivo e inteligente, señala de pronto un vaso de agua que hay sobre la mesa de Buenafuente y pregunta: «Eso que tienes ahí ¿es Vozka?»
Ahora si, «Está borracha», me contesto al fin.