Hasta el 28 de septiembre se puede visitar en el Museo d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA) la exposición Disidanzas, la primera gran retrospectiva que se realiza (tanto en Europa como en Estados Unidos) de la obra de la artista Nancy Spero, pionera del arte feminista que fue, además, una figura fundamental en la escena contestataria de los años sesenta y setenta.
La muestra, que incluye un conjunto muy significativo de sus obras, desde sus trabajos cuando estudiaba en el Art Institute de Chicago (que no habían sido nunca expuestos) hasta su última presentación en la Bienal de Venecia, Maypole: Take no Prisoners (2007), podrá visitarse también en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, de Madrid, desde el 14 de Octubre de 2008 hasta el 5 de enero de 2009 y del 27 de enero de 2009 al 22 de marzo de 2009 en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla.
Nancy Spero comenzó pintando lienzos a la manera de los pintores tradicionales, pero pronto desechó ese medio por considerarlo eminentemente masculino. En su busqueda de un lenguaje pictórico específicamente femenino se decantó por la pintura sobre papel y, posteriormente, desarrolló un método personal consistente en crear collages sobre papel a partir de pequeñas estampaciones y fragmentos de texto, lo que otorga una nueva expresividad a su obra.
Sus primeros trabajos (Blak Paintings), realizados en París -donde residía con su marido, Leon Golub, también pintor- entre los años 1959-1964, son obras figurativas, de expresionismo lírico; hechas de sombras y tonos oscuros, están centradas en temas como la noche, la maternidad o los amantes, y transmiten una sensación de angustia y aislamiento.
A partir de su regreso a Nueva York en 1964, Spero, comprometida activamente con el movimiento por los derechos civiles, vuelca en sus obras su cólera y repulsión ante la guerra de Vietnam. De esa época es su serie War (1966-1970), compuesta de pinturas llenas de lenguas y bombas fálicas, de hélicopteros y hongos atómicos defecantes y de frases hechas del argot militar, con una técnica directa y elemental que podríamos llamar grafitera, dirty. Pero la agresividad, la violencia y el dolor que se desprenden de sus obras poseen un carácter esencial, profundamente humano y animal a la vez, que van más alla del conflicto de Vietnam y alcanzan a cualquier guerra.
En 1969, Spero inicia su serie de collages basados en textos de Antonin Artaud (1896-1948), el poeta maldito, que culminaron en el Codex Artaud (1971-1972), un trabajo que marca la etapa de madurez de su obra; compuesto de treinta y cuatro rollos de hojas de papel pegadas entre sí, en las que hace dialogar fragmentos de poemas con sus propios dibujos, el Codex Artaud se ha convertido en un punto de inflexión en el arte de los años setenta.
Feminista militante -colabora entre otros con WAR (Women Artist in Revolution) y lleva a cabo protestas y acciones para exigir la paridad de la representación entre hombres y mujeres en los museos- también trató cuestiones como la tortura y el dolor de las mujeres; de ese interés surgió Torture of Women (1976), un rollo de catorce paneles horizontales de 38 metros de largo en el que combina imágenes, citas y testimonios de las atrocidades cometidas por los regímenes dictatoriales suramericanos contra mujeres.
Tras una etapa en la que abandonó la palabra escrita en favor del cuerpo femenino como vehículo de lenguaje expresivo, Spero se inclinó cada vez más por la estampación de figuras y fondos y por la arquitectura. En esa época se relacionó con la escritura femenina de autoras como Hélène Cixous y Julia Kristeva e intentó avanzar en lo que llamaba la «pintura femenina».
Los ochenta y noventa son los años en que consigue el reconocimiento crítico. Realiza numerosas exposiciones, su trabajo se vuelve más exuberante y afirmativo, y el color adquiere un mayor protagonismo en su obra, aunque continúa tratando los temas que le han interesado desde el principio de su carrera, como el dolor, la destrucción o la violencia. De esa época destaca Ballad of Marie Sanders, basada en un poema de Bertold Brecht acerca de una gentil torturada por haber mantenido relaciones sexuales con un judio.
En su última obra, Maypole: Take No Prisoners, una instalación producida para la Bienal de Venecia que consiste en un Árbol de Mayo provisto de 200 cabezas de aluminio tratadas y pintadas, en la que Spero, según sus propias palabras, ha canibalizado sus pinturas de los sesenta, la artista vuelve sobre un tema recurrente en su obra y, por desgracia, en la política de su país: la guerra.