¿Por qué nos vuelven locas los cupcakes?

Cupcakes

El cupcake lo podríamos definir como una magdalena más abizcochada, más dulzona, con una base superior plana dónde se añade una crema con una manga pastelera de boquilla ancha y que decoraremos a nuestro gusto, de mil formas, dándole color, incorporándole trocitos de azúcar de infinitos colores, con bolas de chocolate, toppings, golosinas, etc. La imaginación en este caso no tiene límites y ello ha dado pie a que se cree toda una moda entorno a su elaboración y posterior decoración.

Su origen es norteamericano durante el siglo XIX, pero la auténtica fiebre surgió a partir de la serie Sexo en Nueva York, dónde las protagonistas los comían cuando habían tenido un mal día (aquí quizás su equivalente sería el chocolate, auténtico placer que nos damos cuando tenemos un bajón emocional). Eso sí, mejor no abusar de ellos, puesto que son un producto que contiene un alto valor calórico.

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Pero es sin duda en su elaboración en dónde realmente disfrutamos: para una fiesta de cumpleaños, para la inauguración de una tienda, para postre en un bautizo, o simplemente para merendar en casa con las amigas, la pasión por los cupcakes arrasa y es que tienen tantas cosas que nos vuelven locas… Su dulzura, su textura, sus colores, nos encanta decorarlos con pequeñas flores, con toppings, azúcares de colores, ¡una locura! Nos gusta fabricarlos, decorarlos, comprar los ingredientes y las blonditas dónde meterlos, y es que a pesar de su delicada y lenta preparación, ¡quedan tan monos! Hay quien va más allá y se atreve a colocarles dibujitos con masa de fondant.

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Últimamente sin embargo, han proliferado pastelerías y cafeterías dónde puedes encontrarlos en caso de que lo tuyo no sea cocinar o simplemente no dispongas tiempo para ello. Su precio se sitúa alrededor de los 2€ por pieza y son un auténtico gustazo para los sentidos.

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