Autor: munsa
la hora de decidir cómo combinarnos los colores de nuestra ropa o cómo pintamos las paredes de nuestro hogar estamos comunicando algo más que nuestros gustos. Estamos diciendo a los demás cómo nos sentimos o cómo queremos sentirnos.
La materia prima son sólo tres colores: el rojo, el amarillo y el azul que combinados de la manera adecuada son capaces de crear, como dicen los informáticos, más de 16 millones de colores que estarán a nuestra disposición para podernos expresar. Tanta es la importancia del color en nuestro estado de ánimo que en decoración el tener unos colores u otros en nuestro entorno nos afectará al carácter: nos tranquilizará o nos alterará. El Feng-Shui sabe mucho de ello.
Muchas de esas sensaciones son conscientes y otras tantas no. Por ejemplo, estoy segura de que muchas de nosotras podríamos decir, si disentir demasiado, que los colores amarillo, naranja o rojo nos dan calidez y que colores verde y azul nos proporcionan cierta frialdad.
Comentemos algunos de los colores más conocidos. Posiblemente en el entorno cultural en que nos encontramos las impresiones sean similares. Por supuesto en otras culturas todo ello puede ser distinto.
Pensemos para ello dónde, a qué o a quién solemos ver con esos colores:
El color blanco. ¿No os sugiere pureza, limpieza o inocencia? Seguro que si cerramos los ojos pensando en él estemos viendo ropa blanca recién lavada o una novia. Y si veis una paloma blanca ¿a que os sugiere paz? Ahora pensad en el frescor que proporcionan las blancas paredes de muchas de las casas en los cálidos pueblecitos de la costa.
De forma opuesta tenemos el negro. La primera reacción es relacionarlo con la muerte o con el mal. ¿Acaso estáis pensando en el personaje malvado de una película? Aunque, es cierto, también es el color de la elegancia por excelencia. Por otro lado no es un color recomendable para vestir con él en lugares calurosos pues absorben todo el calor.
El gris reconozco que no me gusta demasiado. Quizá sea porque no se define: está entre el blanco y el negro, es la mezcla de ambos. Suele proporcionar cierta tristeza o melancolía.
El amarillo me parece un color conflictivo. No hace falta recordar las supersticiones asociadas a él, sino que se lo digan a Moliere. Es un color bastante contradictorio al estar relacionado con el sol, el oro o la inteligencia pero también con la envidia y el poder.
El rojo se relaciona con personas extrovertidas, ambiciosas y poco reflexivas. Lo más seguro es que lo relacionemos con la sangre, el fuego o la pasión aunque por eso mismo está también ligado con la guerra. Pensad por un momento: ¿podríais estar mucho rato en una sala pintada de rojo? Seguro que pasados pocos minutos estaríais deseando salir de allí. Con razón se dice que su visión hace aumentar el ritmo cardiaco.
El naranja tiene la propiedad de animar a los tristes o tímidos y simboliza entusiasmo. Tiene la capacidad de aumentar la confianza en uno mismo y la creatividad. Pensando en él ¿no os vienen a la cabeza imágenes del verano, de cuándo éramos niñas en vacaciones? Además es un color relacionado con la comida pues estimula el apetito. Abstenerse de él las que estéis a dieta.
El azul, el color del cielo y el agua, suele ser uno de los colores favoritos de mucha gente. Sea o no nuestro color preferido estaremos de acuerdo en que proporciona tranquilidad. Se relaciona con personas introvertidas y con mucha vida interior y suele simbolizar fidelidad, amistad y serenidad. Los decoradores saben que es uno de los colores que se pueden usar sin peligro pues no fatiga a los ojos ni causa malestar.
El verde sugiere aire libre y proporciona frescor. Es un color sedante, algo hipnótico y relajante. ¿Qué estáis nerviosas o con insomnio? Pues vestid con tonos verdes o pintad así las paredes de vuestro dormitorio. Y aún tiene más virtudes: tiene la capacidad de reducir la presión sanguínea y el ritmo nervioso. Sin olvidarnos, por supuesto, de relacionar el verde con la esperanza.
Este es sólo un pequeño repaso a cómo puede influir el color en nosotras. Recordad a partir de ahora que al escoger unos colores u otros al vestir estemos manifestando cómo nos sentimos ese día o lo que necesitamos para conseguir calmarnos o relajarnos si algo nos preocupa.
En resumen, se trata de una forma más de decir algo de nosotras mismas.