¿Qué me transmite Zapatero?

En esto del lenguaje no verbal no hay verdades absolutas. Antropólogos y otros estudiosos de la comunicación humana han teorizado y realizado experimentos sobre el significado de tal o cual gesto. La conclusión final es que no hay un abecé que ayude a la traducción simultánea, los gestos deben ser analizados según un contexto y no de forma aislada.

Pero uno construye la imagen del otro en base a lo que percibe, lo que expresa, consciente o inconscientemente  y, aunque en general lo que los demás interpretan puede ser diferente entre sí porque cada uno percibe en base al propio mapa,  hay parámetros comunes a las personas de un mismo contexto social/cultural. En este artículo pretendo analizar lo que a mí me transmite el actual Presidente del Gobierno, Jose Luis Rodríguez Zapatero, lo que percibo del personaje, y que coincidirá con lo que también interpretan algunos lectores.

Desde su elección como candidato a la Presidencia del Gobierno por el PSOE para las Elecciones Generales del 2004 hasta ahora, por mi profesión fundamentalmente, le he seguido la pista en lo que a imagen y comunicación personal/pública se refiere.

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Sus gestos con las manos al hablar, a base de repetirlos, se han convertido en habituales pero no me parecen coherentes con su persona ni con su mensaje verbal. Los percibo poco naturales, forzados, reiterativos y aprendidos.

La sonrisa, socarrona, infantil e irónica a veces, me sugiere sinceridad y convencimiento en lo que dice. Sonrisa de autocomplacencia no por soberbia o superioridad si no como si tuviera claro cuál es su misión.

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La postura corporal, con los hombros ligeramente curvados hacia el pecho, y las manos resguardadas inseguras por encima de la cintura me hablan de timidez, quizá arrastrada desde la infancia y la adolescencia. Timidez que, tal vez, maneja  con disciplina y apenas oculta.

Su voz, su paralingüística, la recibo carente de agresividad y crispación, lo cual es de agradecer en estos tiempos (y en cualquier otro).

Repite corbatas a rayas de las que tiene un buen repertorio aunque algunas, por estar las líneas muy juntas, distorsionan en televisión (su asesor en telegenia tiene que estar más pendiente de las apariciones en los medios).

Impecables los trajes a medida que hacen que su imagen global luzca cuidada y armónica, sin sorpresas. Deberá dejar guardados en el armario los que no hayan sido elaborados expresamente para su anatomía porque los hombros caídos de las chaquetas le restan fuerza a su imagen.

¿Qué es lo que importa? ¿Su realidad o lo que percibimos de ella?

Montse Calvo. Imagen y Comunicación Personal

www.montsecalvo.es

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