Puede que sea, tras “La carretera” de Cormac MacArthy, uno de los libros más terroríficos que he leído. Sólo que, a diferencia de aquel, todo lo que sucede en “Sin flores ni coronas” es realidad. Ha sucedido. El Horror, así con mayúsculas. Y descrito con una delicadeza que deja KO a cualquier lector.