Te lo digo desde el cariño…

Te lo digo desde el cariño… 1Se supone que con los amigos, con los buenos, no tienes que tener secreto, te puedes mostrar con naturalidad, tienes plena confianza y cuentas también con la suya de forma incondicional.

Pero, la confianza, a veces, da un poquito de asco.

Yo creo que a raíz de la aparición de Risto en la televisión y su peculiar forma de decir las verdades a la cara, hubo gente que se tomó su actitud al pie de la letra. Y, aunque el método Risto defiende la sinceridad y la verdad de frente, yo creo que no se debe olvidar las formas y la diplomacia, sobre todo cuando le pides consejo a una amiga sobre tu atuendo, tu novio, tu cambio de look, tus problemas en el trabajo, tus ilusiones, tus dudas, etc. etc. etc.

No queda igual decir; “esos pantalones no te hacen el culo bonito”, que “esos pantalones te quedan como el culo”.

El tacto no está reñido con la sinceridad, aunque a veces tengamos que hacer malabarismos con el lenguaje para decir lo que pensamos realmente sin querer ofender. Los eufemismos se crearon para eso, ¿no? Hay determinados temas en los que es totalmente recomendable echar mano de ellos, sobre todo, aquellos que lleven una carga sentimental importante.

Hay quien me puede decir que si no estás preparado para escuchar lo que no quieres oír, no preguntes y podría darle la razón. Pero, si por ejemplo, le pides a una amiga que valore un trabajo hecho por ti, ya sea un pastel, un cuento o una bufanda de punto, ¿qué nos cuesta decir; “mmm, pues hay algo que no me gusta”, en lugar de: “vaya cagada!”?

No debemos olvidar que a Risto le pagan por emitir sus juicios y, posiblemente, le paguen más por hacerlo de esa forma directa y sin adornos. Pero, a ti no te pagan, como mucho, te pueden pegar si tu respuesta resulta demasiado ofensiva para quien la escucha.

Sinceridad; sí, pero no pasa nada porque le pongamos un poquito de anestesia, ¿no?

 

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