¿Amor de madre?

 

 Hace días leíamos la noticia sobre un niño británico de ocho años que pesa casi 90 kg y al que su madre se niega a dejarle de dar la comida que él quiere, comida procesada o basura.

El niño, que llegó a pesar cerca de 100 kg en Navidad, escupe todo lo que sean frutas y verduras y su madre se niega a poner un candado en el frigorífico, ya que entiende que si un niño no come otra cosa, hay que darle lo que le gusta, y que no se le puede matar de hambre. No obstante, adelgazó 10 kg al seguir los consejos médicos sobre variar su dieta y hacer ejercicio. De esta forma logró que no le quitasen la custodia, que estuvo a punto de perder por negligencia en la alimentación de su hijo. Después de una reunión de varias horas de los Servicios Sociales con la madre, se decidió que el niño continuase con ella, con el acuerdo de proteger la salud y bienestar de aquél.

Sin embargo, hay quienes afirman que fue precisamente la madre, con problemas de depresión y desempleo, la que dio lugar a la polémica llevando a su hijo a un programa de televisión, en el que se hablaba de la problemática que sufría a causa de su obesidad, y que los Servicios Sociales siempre mantuvieron mucha discreción y nunca intentaron separarlos. Al parecer, la señora permitió que se grabase un día de la vida de su hijo y concedió entrevistas, en la que junto a la abuela, explicaba como el niño se pasaba horas delante del ordenador comiendo patatas, sandwiches, hamburguesas, chocolate, galletas, empanadas de salchichas y comida con salsa de curry.

No sabremos exactamente qué pasó; pero el hecho es que un niño de ocho años pesa 89 kg, que tiene que faltar al colegio por fatiga y vómitos, que le genera el esfuerzo de llegar, y que su madre lo llevó a la televisión, momento a partir del cual comenzó la polémica.

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