Más cultura femenina

Nace la Comunidad de Bubok

Bubok, el servicio de auto-publicación online, ha lanzado la Comunidad de Bubok, una plataforma que permite establecer una comunicación directa entre los usuarios del servicio, tanto privadamente,  a través de mensajes enviados a la página personal de cada usuario,  como de forma abierta por medio de foros de participación. Aunque la auto-publicación es una formula prácticada por numerosas editoriales, lo

Releyendo a Jane Austen (1)

Autor: Diana
Fecha: 6 Feb 2007
Es una gran narradora y creadora de personajes; sus novelas se desbordan en ambientes minuciosos, y en detalles sutiles. Es la autora para la que se inventó la palabra ironía.
Todo compendio de “grandes obras literarias” de la historia tiene una novela suya (…)

Hace poco compré un ejemplar de [u]Orgullo y Prejuicio[/u], de Jane Austen. Por supuesto, para una relectura (la quinta si no recuerdo mal).

Ésta vez comprado -y sellado con mi novísimo ex-libris, que he estrenado con él- pues las anteriores lecturas habían sido a ejemplares prestados. Todo porque el otro día me volvieron a entrar ganas de leerlo, y me di cuenta de que no tenía mi propio ejemplar (¡sacrilegio!). Me hice con él el mismo viernes, y nada más llegar a casa empecé a leer; llegué hasta el capítulo 45, y entonces lo dejé para escribir este post.

Todo el mundo tiene sus autores favoritos, y creo que cualquiera que me conozca un poco sabrá que Jane Asuten está en los primeros lugares de mi lista. Es una gran narradora y creadora de personajes; sus novelas se desbordan en ambientes minuciosos, y en detalles sutiles. [b]Es la autora para la que se inventó la palabra ironía.[/b]

Todo compendio de “grandes obras literarias” de la historia tiene una novela suya; un honor difícil de alcanzar en esta sociedad en la que -ineludiblemente- se minusvalora a las novelas escritas por mujeres, con protagonistas mujeres y de temas relacionados con sentimientos. Existe el prejuicio de que toda novela con esas características es una “novela femenina” o “novela para mujeres”, lo cual (irracionalemente) rebaja su calidad a ojos de la comunidad literaria, y provoca que la mayoría de los lectores masculinos no se acerquen a autoras como ésta.
[img]orgullo y prejuicio.jpg[/img]
[b]Austen, sin embargo, ha obtenido el beneplácito del mejor crítico que existe: el tiempo[/b].

Los libros universitarios, o ensayos sobre ella destacan sus cuidadísimos ambientes; el fino tacto de su prosa; el preciso retrato de la sociedad de su época. Yo me centro en otro de sus logros: los diálogos.

[b]Los diálogos de Jane Austen tiene el ritmo rápido y ágil de la buena comedia[/b]. Ni una sola frase se deja al azar; son una radiografía de cada personaje y del tiempo en el que les ha tocado vivir. Son irónicos, por supuesto (esto no hacía falta ni decirlo), agudos y mordaces como sables. Si Austen hubiera vivido en la primera mitad del s.XX, habría trabajado como dialoguista para los guiones Ernst Lubistch, o para Billy Wilder.

Sus adaptaciones a la pantalla deben ser de las pocas adaptaciones literarias en las que el 90% de los diálogos de la película son, efectivamente, extraídos del libro. Dejo un ejemplo, y próximamente continúo con otra de las cimas de Jane Austen en Orgullo y Prejuicio: la invención del moderno personaje femenino en la literatura.

[b]Extracto de “Orgullo y Prejuicio”, capítulo 20[/b]

(Elizabeth Bennet, joven protagonista de la novela, acaba de rechazar la proposición de matrimonio del viscoso señor Collins; su madre, la sra Bennet, se ha enfadado con ella e insta al padre a que la reprenda; el señor Bennet accede a ello.)

(…)
[i]La señora Bennet tocó la campanilla y se convocó a la señorita Elizabeth a la biblioteca.

-Ven aquí, hija mía-exclamó su padre al verla aparecer- Te he mandado llamar por un asunto importante. Tengo entendido que el Señor Collins te ha hecho una proposición matrimonial ¿Es eso cierto?

Elizabeth respondió afirmativamente.

-Muy bien y tú ¿has rechazado ese ofrecimiento?

-Así es, señor.

-Muy bien, ahora llegamos a lo más importante. Tu madre insiste en que aceptes ¿No es así, señora Bennet?

-Así es, o de lo contrario no volveré a verla nunca más.

-Tienes ante ti una triste disyuntiva, Elizabeth. A partir de hoy serás una extraña para uno de tus padres: tu madre te repudiará si no te casas con el señor Collins y yo te repudiaré si te casas con él. [/i]

Luz, cámara, acepto…

Hoy nos visita Julia Larotonda, una escritora argentina nacida en junio de 1979. Tras cursar 9 años en el Instituto Vocacional de Arte (Ex Lavarden), se licenció en la Universidad de Buenos Aires, donde trabajó en la cátedra de Introducción al guión, y después se especializó como guionista en Guionarte. También fue ayudante del escritor Lito Espinosa en la Escuela

Mujeres de agua

Desde el 7 de agosto hasta el 21 de septiembre se podrá visitar en Zaragoza la exposición «Mujeres de Agua», una muestra itinerante del fotoperiodista Tomàs Abella que refleja la problemática de acceso al agua en África subsahariana. La exposición, que se inauguró en la Casa Amatller de Barcelona el pasado 10 de abril, recorrerá España durante tres años.  

Certamen anual Grupobúho (poesía, relato, microrrelato)

GrupoBúho.es, un año más, saca su certamen de poesía y relato. Se trata de un concurso para usuarios del portal que tiene como objetivo fomentar la participación y crear una comunidad literaria fuerte, dinámica y de calidad. Como todos los años, del concurso saldrán dos libros publicados por nuestra Editorial: Editorial Grupobúho. Uno del ganador y otro con los relatos

El azúcar Grimm

Autor: Esopo
Fecha: 23 Nov 2007
Ya sé que es amargo, pero es la auténtica versión de Perrault por mucho azúcar Grimm que le pongamos. Claro que habría que cuestionarse porqué seguimos edulcorando los cuentos de hadas a nuestros niños y a los no tan niños. Me parece que muchas veces esta distorsión de la literatura infantil se debe al propio desconocimiento de la versión original, manipulada durante siglos. En otras ocasiones nos hallamos ante la negativa de muchos padres a causar un trauma a sus hijos al narrar hechos violentos, crueles e incluso de “dos rombos”. Por ejemplo, a ver quién es el valiente que le dice a su princesita que “La Bella Durmiente” no se despierta con un beso si no que el príncipe primero lo intenta con gritos y como su táctica no surte efecto, decide violarla. Tras abusar de ella comienza un desenfrenado culebrón con embarazo, raptos y asesinatos que ya quisieran igualar muchas productoras sudamericanas. Pero las sorpresas con los “cuentos infantiles” no terminan aquí. Supongo que a nadie le chocará saber que las hermanastras de Cenicienta, ávidas por calzarse el zapatito de cristal a toda costa, se cortaron un dedo del pie bajo el mandato de su madre. Por cierto, en las versiones más antiguas de la Cenicienta (remontémonos al siglo IX, China) el zapato –zapatilla- no era de cristal si no de raso, cuero o tal vez oro. Como estos materiales ocultaban las mutilaciones de las hermanastras y se facilitaba el engaño, en su versión Perrault optó por hacerlo transparente para que no hubiera lugar a dudas de quién era la dueña.

Bueno, ¿y qué hay de la tierna Ricitos de oro? Ésta es bajo mi punto de vista la historia más deformada de todas ya que la dulce pequeña no era ni siquiera una niña si no una vieja malhumorada, fea y de cabellos grises que irrumpe en el hogar de los osos. Pues bien, las fieras, hartas de la ocupación y viendo que no la mataban ni el fuego ni el ahogamiento, decidieron acabar con ella empalándola en la aguja de un campanario. ¿Qué tal el cuerpo? Seguimos. Lo siento, ya no puedo parar. Hacia el final de Blancanieves, la malvada madrastra es obligada a bailar con unos zapatos de hierro candente hasta caer muerta en el suelo. En cuanto a “El patito feo”, los patitos no se limitan a insultarle si no que lo vejan de esta manera:

_ ¡Déjenlo tranquilo! – dijo la mamá -. No le está haciendo daño a nadie.

_Sí, pero es tan desgarbado y extraño –dijo el que lo había picoteado- que no quedará más remedio que despachurrarlo.

Por favor, insistid en “animal” y “despachurrar” y la imagen será espeluznante. Siguiendo con Andersen, siento desilusionar a los forofos de Disney pero he de confesaros que La Sirenita no llegó a la boda… Así que haced el resto vosotros.

Y ahora que ya sabemos cómo eran en realidad estas fábulas cabe retomar la primera pregunta y plantearse qué hacer con estos datos: si usarlos o bien ocultarlos de nuevo a otra generación. Analicemos la idea absurda del pudor a relatar hechos violentos a los pequeños. Primero, nos guste o no los niños de ahora contemplan la violencia a diario un día sí y otro también. En el colegio, cada dos por tres presencian o se involucran en peleas y como no, cuando llegan a casa y encienden la tele sale de todo: sexo, palabrotas y escenas como la de “el Sergi” se repiten a diestro y siniestro. Y lo ven casi sin que podamos evitarlo. Segundo, pensemos que nosotros podemos controlar la información del cuento eligiendo el cómo, el cuando y el porqué de determinada narración. Así, para hablar de la sinrazón de la xenofobia, leerles “El patito feo” en su versión original sería excelente. Lo considero un contexto más adecuado que la repetición abusiva de las patadas de “el Sergi” a una extranjera. Para colmo, luego son comentadas con un lenguaje que el niño no puede asimilar.

También el peliagudo asunto de la pederastia se podría tratar con la Caperucita Roja de Perrault. Pero cuidado, hay que coger este cuento con alfileres, midiendo al milímetro lo que resaltamos de la historia. Si bien Perrault lo escribió con un fin moralista “los hombres (y por lo tanto el sexo) son peligrosos para las jovencitas sean niñas o no” hay que ver en una versión italiana a la primera Lolita de la historia:

“Abuelita, tengo sueño:

A lo que la fiera responde:

-Quítate las ropas y ven a acostarte conmigo».

No sé porqué me da la impresión de que Caperucita accedió, le gustó y una vez en la cama me la imagino diciendo: “Abuelita, qué … más grande tienes”. Por eso, limitémonos a contar que “el lobo”, o sea un desconocido –extraño disfrazado de persona amable- podría ser un asesino en serie.

Estos son ejemplos de algunos usos didácticos que podemos dar a las versiones originales pero puede haber muchísimos más. Aun así seguirá habiendo padres que se nieguen en rotundo a difundirlas. En este caso me planteo que los motivos pueden ser más profundos y referirse a su propia infancia. Me explico. Los adultos tenemos pocas oportunidades de volver a sentirnos niños. Por eso nos inventamos que “hay que decorar el árbol de Navidad”, que “la nocilla es antidepresiva”, y nos subimos a la montaña rusa “para que nos les pase nada a ellos”. Por supuesto es bueno leerles un cuento antes de dormir. Bajamos la luz, abrimos el libro y nos encojemos. Se nos cambia la voz, los ojos se nos abren y tras varias páginas emocionantes no sabemos distinguir entre el niño y el adulto. Entonces, en medio de esa magia ¿cómo hablar de malos tratos? ¿cómo? ¿que la Sirenita muere? ¿violaciones? ¿no tuve suficiente con las noticias de hoy? Ni loco. Para el poco rato que estoy con mi hijo, me niego a hablar de esto.

Y pensaremos “además, ya ha dejado el chupete, ya come con nosotros, ya hace muchos deberes, ya me compra él los Reyes con sus cinco euros… Por eso, en los cuentos yo me trago el sorbo amargo y a él… a él le pongo el azúcar Grimm”.

Confesión: A los veintitrés años mi profesora de “Análisis de textos” me contó el verdadero final de Caperucita Roja. Tengo treinta y uno. Todavía no la he perdonado.

Nuria Reina

Literatura y Cine / Cine y Literatura

Autor: isabel
Fecha: 5 Abr 2007
La fascinación que ejerce sobre nosotros una buena novela podemos compararla a la que siente el arqueólogo al encontrar un fragmento de cerámica. A partir de él puede imaginar una totalidad.

Cuando esa historia es trasladada a la pantalla puede no ser la imaginada por nosotros o puede completar lo leído y a veces mejorarlo.

Buscar la geografía íntima de Virginia Wolf, después de leer su novela Orlando, es un acicate que nos puede llevar a visionar la película. La casa de 365 habitaciones de Orlando no es otra que Knole, la mansión familiar de Vitoria (Vita) Sackville-West, poetisa y cómplice de la novelista. A ella dedicó su libro Virginia y en sus páginas recrea la historia de esta mujer, sus ancestros y su personalidad.

Vita se casó en Knole con Harol Nicolson, con quien compartiría 50 años de un matrimonio cómplice, ambos homosexuales. Pero hubo de abandonar la mansión familiar por lo que ella con sorna definía como un “fallo técnico”. Al morir su padre, la herencia de la propiedad continuó por línea masculina. Y Knole pasó a manos de su tío. Virginia en su novela hace regresar a su personaje a la casa, era una manera de desagraviar a su amiga.

Orlando, es la historia de un ser andrógino, que nace niño y tras diversos sufrimientos se convierte en mujer. Alter ego de su amiga Vita, que se nos presenta a través del personaje como un ser delicadísimo, que sufre transformaciones a cada golpe. En cambio, Virginia es el ser poderoso, el biógrafo que salva la integridad de su personaje, justo lo contrario de lo que representaban en la realidad.

Virginia Woolf dedicó la novela a Vita. Y Vita Sackville-West dedicó a Virginia su poema Sissinghurt, el singular jardín creado en 1930 por Vita y su marido.

La relación de las dos escritoras acabó en 1935. No obstante cuando las bombas ya caen sobre los Woolf, alrededor de 1940, Virginia recibe un agradable y comestible regalo de la granja de Vita. Y ella le escribe una carta agradecida.

“Todo cuanto puedo decir es que cuando descubrimos la mantequilla en la caja hicimos que la familia –es decir Louie- entrara a mirarla. Es una libra entera, dije…Has olvidado como sabe la mantequilla. Por tanto te lo contaré: es algo entre rocío y miel. ¡Felicita a las vacas de mi parte!…No creo que nada me parezca importante excepto esto. Es cierto que todos nuestros libros llegan de la casa en ruinas mañana: maltrechos y llenos de moho… pero son menudencias. Caen bombas cerca… tonterías; han derribado un avión en el pantano: tonterías; malditas inundaciones… no, nada parece una corona de laurel apropiada en el pedestal de tu mantequilla…”

Virginia después de dar sus flores más bellas en sus páginas se hundió y Vita, la jardinera que la había regado en su momento de mayor esplendor, se fue con sus perros chow y su eterno Sr. Nicolson a su castillo en el condado de Kent donde seguiría plantando y trasplantando, escribiendo y segando, dando cenas, luciendo perlas y recibiendo a sus amigas hasta el final de sus días, en 1962.

Enhedu, la escritora del primer poema de la historia

Autor: Diana
Fecha: 23 Dic 2006
[b]Diana P. Morales[/b]

Mucha gente no sabe que el primer poema encontrado en la historia salió de la pluma de una mujer.

Se llamaba Enheduanna -[b]Enhedu[/b]- y vivió en [u]Babilonia[/u], alrededor del 2.354 AC; era sacerdotisa de la diosa Inanna y su poema cuenta la leyenda de esta diosa; además, Enheduanna fue [u]la principal matemática y astrónoma de su época en el imperio sumerio[/u].

Os dejo con algunos de sus versos, los primeros de los que se tiene constancia en la historia de la humanidad.

(…) [i]Los grandes demonios, como estiletes de escritura,
Caminan al lado de ella.
Y hay quienes caminan delante de ella… llevando mazas
en la mano.
Y hay quienes caminan a su lado, con armas a sus costados.
Hay quienes la preceden
Hay quienes preceden a Inanna.
Seres que no conocían la comida ni el agua [/i](…)

Me imagino a Enhedu pequeña, pero resuelta, de mirada seria. Debía imponer respeto, pues representaba el pilar más alto de las ciencias de su imperio. La veo siempre ocupada, siempre rodeada de gente. Y, buscando, de noche, un momento de paz para cerrar los ojos bajo en cielo de Babilonia y soñar con las aventuras de la diosa Inanna.

Lástima que no se conserven imágenes; El poema ha llegado hasta nosotros grabado en tablillas.

http://www.portaldelescritor.com/blog
http://dianap.bitacoras.com

Concepción Arenal: luchadora por la mujer.

Autor: yomujer
Fecha: 23 Dic 2006
Nació en Ferrol, el 31 de enero de 1820 y tuvo que vestirse de hombre para poder asistir a la Universidad Complutense de Madrid, concretamente a la Facultad de Derecho.

Consideraba a la mujer como ser humano marginado, que debía ser educada en la dignidad de su propia condición.

Sus ideas no quedaron sólo en el papel de sus numerosos escritos, sino que fue una mujer activa, que le hizo ser merecedora del nombramiento de visitadora de prisiones de mujeres en 1863 en La Coruña, cargo al que renunció dos años después. En 1868 es nombrada inspectora de casas de corrección de mujeres y en 1871 fue nombrada secretaria general de la Cruz Roja. También fue miembro de la Junta Directiva del Ateneo de Señoras, fundado en Madrid por Fernando de Castro.

En la guerra civil carlista acompañó a las tropas cristianas para atender heridos de ambos bandos y dirigió el adecentamiento del hospital de campaña que se montó para atender a moribundos y heridos.

Falleció a los setenta y tres años de catarro bronquial crónico el cuatro de febrero de 1893.

Stephen King: El Da Vinci de Maine

Autor: Esopo
Fecha: 6 Ene 2008
Filántropo, diseccionador de conciencias y humanista, Stephen Edwin King es tristemente conocido como “el escritor de terror” Y digo bien -tristemente- porque ni siquiera a él mismo le gusta el término. Sin que sea una mancha desgraciada pero sí indeleble, esa muletilla es harto injusta.

Así pues, no seremos los primeros en descubrir que su majestad ha tocado otros géneros como el drama, el suspense y el ensayo, de los cuales son un ejemplo «Dolores Claiborne», «Misery» y «Mientras escribo», respectivamente. Sin embargo, debemos subrayar que hasta en sus obras “más terroríficas” (“Carrie”, “El Resplandor” y el célebre “1408”), el misterio es un mero envoltorio del complejo universo que ocultan sus personajes.

A poco que hurguemos en estas novelas descubrimos que el autor lleva a sus criaturas a situaciones límite donde encuentran reflejados sus miedos, perversiones y hasta bondades. Para aflorar su otro yo y ver lo que son capaces de hacer en ese estado delirante, King les expone a una inquietante lucha entre el bien y el mal, eso sí vista desde la perspectiva del personaje, de la cual somos cómplices sin poder evitarlo.

Por lo tanto, que tire la primera piedra el que no se sintió aliviado cuando Carrie, ante la humillación suprema y una represión asfixiante, estalla y provoca el accidente del gimnasio. Que hable el que no le pareció enloquecer junto a Jack Torrrence en ese hotel desquiciante y tal vez, quién sabe, acabar de la misma manera: matando a su familia. Que alce la voz quien en la habitación 1408 no hubiese visto ninguna culpa o basura que limpiar… porque… ¿Qué habrías hecho tú en su lugar? ¿De verdad te crees dueño de tus decisiones, de tu cuerpo, tu mente, tus pasiones…?

Estas preguntas, las cuales nos llevan a echar las cortinas de la propia vergüenza que nos da responderlas, nos confirman la capacidad de King para desarmar la conciencia del lector a partir de un… cómo llamarlo… ¿simple relato de terror? En vosotros dejo la respuesta.

Para finalizar y mostrar todas sus aristas, junto al escritor “más terrorífico” está el otro Stephen, el que nos describe toda la amargura que cabe en las manos de una sirvienta, el que hace de una cárcel un himno a la esperanza, y el que nos devuelve toda la ternura y sinsabores de una adolescencia que nos parecía ya olvidada.

En fin chic@s, se puede decir más alto pero no mas claro: el Da Vinci de Maine es tan fascinante o más que el malinterpretado “cazafantasmas” que los medios han dado a conocer.

Ahí os regalo el retrato de este genio desgarbado y miope que, si es cierto que nos habla del miedo, es sobretodo del que debemos tener a nosotros mismos.

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