Relaciones

Amistad Mujer-Hombre

Autor: yomujer
Fecha: 9 Feb 2007
Yo creo que sí. No es que sea tan frecuente como la amistad de mujeres y hombres entre sí ni que sea fácil; pero no es imposible.

Primero hay que fijar el concepto de amistad. El diccionario de la RAE la define como “Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”.

Si partimos de esa definición, en principio no veo problema para que surja ese afecto; pero me pregunto si es posible mantenerlo así de puro por parte de ambos o si, por el contrario, lo más probable es que alguno acabe interesado de otra forma.

También pienso que quizá lo difícil sea ese principio, en el que el hombre y la mujer pueden verse el uno al otro como lo que realmente son: hombre y mujer y esto haga que la amistad no sea igual a la de una persona del mismo sexo en el caso de heterosexuales o de distinto en el caso de homosexuales. Después, tal vez venga la verdadera amistad.

Ya no se trata de una atracción física siempre, pues evidentemente no sucede que a todas las mujeres les gusten todos los hombres ni lo contrario, sin olvidarnos de los homosexuales, a los que le pasa exactamente lo mismo; sino de que esa primera toma de contacto sea o no diferente, estando presente el sexo de la otra persona, cosa que no ocurre en la relación amistosa de quienes se ven iguales por esa razón.

Esta amistad me parece hermosa, como toda amistad, y además con la ventaja de que, al tener visiones diferentes en ciertos aspectos, enriquece un poco más a ambos.

Suegra versus Nuera

Autor: yomujer
Fecha: 5 Feb 2007
Desde luego, hay de todo y, como siempre digo, no es bueno generalizar, porque hay suegras que realmente quieren a sus nueras, las ayudan, no se meten en la pareja y la relación entre las dos es muy buena.

Pienso que esa mala fama de las suegras se debe al excesivo afán protector hacia sus hijos varones, a los que inconscientemente tal vez siguen considerando unos niños, a los que hay que cuidar y, como de cuidados ellas entienden mucho porque son sus madres y los atendieron desde que nacieron, pretenden que la mujer con la que viven siga sus patrones, que lógicamente para ellas son los mejores y todo lo que se aparte de ellos, perjudica a su querido hijo.

También hay aquéllas a quienes las frustraciones personales con sus propias parejas las llevan a volcarse en su hijo, sustituyéndolo, en cierta manera, por su marido o compañero; de manera que la nuera es su enemiga porque es la que se lo ha robado.

En los dos casos son mujeres absorbentes, que no soportan que otra mujer interfiera en la relación con su hijo, creen que pasan a un segundo plano y no están dispuestas a dejar de gobernar la vida de aquél, aunque lo hayan hecho de una forma sutil.

Serían más dignas de lástima que de otra cosa; pero, claro, si llegan al grado de irrumpir en la vida de la pareja, no es de extrañar que la nuera acabe aborreciendo a su suegra, ya que está poniendo en peligro su relación y a veces acaba con ella.

El hijo se encuentra en una situación difícil y delicada, no cabe duda; pero de su actitud creo que va a depender bastante, o mucho, la continuidad con la supuesta contrincante de su madre. Hay hijos que, por el llamado “complejo de Edipo”, no logran encontrar la fórmula para afrontar ese enfrentamiento por parte de su madre y también hay nueras que no son capaces de tolerar la más mínima intromisión, lo que, desde luego, no ayuda nada a la conciliación.

Mejor no encontrarse en ese caso; pero si llega, me parece que de la suegra poco se puede esperar pues no reconocerá su error y en cambio, el hijo y la nuera sí pueden estar unidos y buscar juntos la mejor manera de solucionar el problema, sabiendo cuál es la posición o papel de cada una y que no se trata de una competición entre ambas para ganar el cariño o la atención de él: hay límites que no se deben traspasar.

Superar el desamor

Autor: yomujer
Fecha: 28 Ene 2007
Cuando alguien no es correspondido en el amor o, más aún, si lo fue, pero ese sentimiento se acaba por parte de la otra persona, parece que a uno se le acaba la vida, las ilusiones,..todo. Cada quien siente y reacciona de una forma diferente, claro está; pero en general, la tristeza está presente la mayoría de las veces.

Creo que primero hay que asumir esa pérdida, porque de pérdida se trata cuando se acaba una relación. Toda pérdida duele y en no pocas ocasiones se trata de encubrirla con falsas expectativas, como agarrándose a un clavo ardiendo, y en realidad lo que se hace es engañarse a uno mismo. Se sufre también, porque algo se rompió; pero el dolor es menor cuando se albergan esperanzas. Lo malo es que esas esperanzas sean inventadas inconscientemente. La aceptación es difícil, pero pienso que es necesaria.

Tampoco ayuda el darle vueltas y vueltas a la situación buscando una explicación que nos satisfaga; ninguna, me parece, nos va a satisfacer y menos si lo que encontramos –seguro que equivocadamente-, es nuestra culpa. No busquemos culpables e inocentes, sobretodo si estamos ante una relación “normal”.

El compadecerse de uno mismo no trae más que aumento del dolor, sentirse víctima supone culpabilizar a la otra persona a veces sin motivo; pero, aunque lo haya, no sirve de nada pensar en lo desgraciadas que somos; más bien es un regodeo inútil y perjudicial.

Si hay que llorar, se llora; es algo que desahoga, pero no provoquemos nuestro llanto con recuerdos bonitos, que ya pasaron. Éstos los podemos guardar en una cajita y sacarlos más adelante, cuando no duelan.

La desgana seguramente nos invade; pero no permitamos que nos gane: saquemos fuerzas y salgamos con amigos de verdad, intentemos distraernos con lo que sea para no pensar, hagamos ejercicio, no escuchemos música romántica ni veamos películas del mismo estilo ni leamos sobre el tema, salvo que sea para salir adelante. Recuerdo que un amigo de mi hijo decía que cuando le gustaba una niña y ella no le hacía caso, se la imaginaba sentada en el w.c haciendo sus necesidades y se le pasaba el amor. Me da la risa; pero de ahí podemos sacar alguna conclusión: ¿qué tal pensar en los aspectos negativos de la pareja y de la relación?. Habelos hailos.

También es bueno hablar a veces con alguien de confianza; pero no abusemos de esa persona, a la que podemos aburrir con constantes quejas, ni caigamos en lo que ya sabemos: victimismo, comernos el coco.

¿Por qué hacemos cosas que nos perjudican, amargándonos más?. Será algo inconsciente; pero si lo pensamos, creo que podremos ver aquello más que ayudar, fastidia.

Se necesita luchar por uno mismo: Tú eres el más importante.

Guerra de géneros

Autor: yomujer
Fecha: 19 Ene 2007
Nunca entendí a algunas mujeres que, para reivindicar unos derechos legítimos, como pueden ser la igualdad y todo lo que ésta supone, adoptan una postura de total descalificación hacia los hombres.

Pienso que es razonable y necesario criticar conductas concretas de las llamadas “machistas” respecto a personas determinadas; pero no me parece ni justo ni eficaz atribuirlas a todos los hombres ni decir que ellos son los únicos culpables de la discriminación de la mujer ni afirmar o insinuar que lo hacen prácticamente todo mal.

Sinceramente, creo que esto denota por parte de quien realiza esas manifestaciones tan tajantes una falta de argumentos sólidos, que los hay, y que, en cierto modo, resta credibilidad a quienes defienden los derechos de la mujer con razonamientos lógicos y veraces.

No todos los hombres son “machistas” o, al menos, no todos lo son más que algunas mujeres, que consienten y, en ocasiones, favorecen la desigualdad, ni todos son, por tanto, los culpables exclusivos de la misma en base a las mismas razones.

Si nos remontamos a la antigüedad, las normas que regulaban las relaciones humanas eran establecidas por hombres y las mujeres las acataban, bajo pena, en bastantes casos, de fuertes castigos. Lamentablemente, esto sigue existiendo en algunos países y en algunos grupos sociales, incluso en las propias familias. Y así como antes la mujer poco podía hacer para romper con esas, llamemos, tradiciones, ahora creo que está en un momento propicio para combatirlas. De hecho, el fenómeno del feminismo data de tiempo atrás y le debemos mucho: abrió y sigue abriendo puertas, además de haber conseguido muchos de sus objetivos. Entonces, ¿por qué decir que el hombre actual es el único causante de la marginación de la mujer, que todavía existe?.

La lucha por la igualdad sigue siendo obra de mujeres, aunque también hay que reconocer que algunos hombres la respaldan. Lo mismo ocurre con las reivindicaciones de los colectivos, que sufrieron y todavía sufren la discriminación: son las propias víctimas quienes tienen que “levantarse”.

Me desagradaría que se me malinterpretase, ya que no pretendo en absoluto culpabilizar a la mujer –yo lo soy, me siento orgullosa de ello y abogo por nuestros derechos condenando la desigualdad-, sino reflexionar acerca de ciertas actitudes.

Al margen de esto, que puede ser discutible como casi todo, lo que me llama más la atención es a lo que me referí en último lugar: desaprobar al hombre en poco más o menos todas sus facetas y convertirlo en el enemigo público número uno.

Recuerdo, por ejemplo, que en el curso de una conversación con la presidenta de una asociación feminista, ésta me dijo: “Todas hemos sufrido alguna vez acoso en el trabajo”. Cuando le respondí que yo no, ella insistió: “Piénsalo y verás como sí”. La verdad, me dejó perpleja, porque o bien soy tonta de remate por no haberme dado cuenta o bien ella está un tanto paranoica.

En fin, que me alargo mucho y no quiero aburrir; así que en un próximo artículo sobre el tema daré “caña” a los hombres, que, desde luego, no se salvan de su participación en esta “guerra”.

Comunicación entre padres e hijos

Autor: yomujer
Fecha: 18 Ene 2007
Y puede ser cierta, claro que sí; pero ¿los hijos entienden a los padres?. Creo que los entienden cuando ellos son padres también.

La diferencia de generaciones supongo que es la culpable, si de buscar culpables se trata. Puede ser una causa.

Parece que son los padres los responsables de la falta de comunicación con los hijos, que ellos son los que deben ponerse en su lugar y adoptar una postura comprensiva y de diálogo. Claro, son los padres los responsables de la educación, tarea muy difícil y en la que lógicamente se pueden equivocar.

Hay muchas teorías sobre esto y la teoría me parece estupenda, bastante clara y racional; pero la práctica demuestra otra cosa en muchos casos.

Por supuesto que no se trata de dar la razón a los hijos ni de llevarles la contraria en todo sistemáticamente, sin hablar ya de llegar a darles una bofetada en algún momento concreto, aunque a veces sale y, la verdad, por mucho que digan algunos profesionales en la materia, no creo que ello suponga ningún trauma ni que sea para llevarse las manos a la cabeza. ¿A quien no le dieron un tortazo sus padres alguna vez?. Yo no tengo ningún problema derivado de eso y supongo –no lo recuerdo muy bien- que alguno que otro me habré llevado.

Imaginemos una situación frecuente: un hijo o hija, que va mal en los estudios, que sólo piensa en salir y divertirse y que no está en edad de trabajar. Te sientas con él o ella a tratar de explicarle cómo ves las cosas: que de lo que haga ahora dependerá su vida después, que ésta no sólo consiste en pasarlo bien, que estudiar y divertirse son compatibles, que sólo se trata de organizarse y todos esos “rollos” que prácticamente todos conocemos.

El hijo o la hija te escucha con ganas de salir corriendo, con cara de aburrimiento y, con suerte, no te da una mala contestación; también puede ocurrir que te diga que eso ya lo sabe y que ya sabe lo que hace. Le insistes y le haces ver que su conducta no lo demuestra. Pues ya está el lío armado: te ve como una pesada, mira al infinito con los ojos en blanco y te acaba preguntando si ya se puede ir.

Es un ejemplo de tantos que podrían ponerse; es real. ¿Qué haces?. Si le organizas tú el tiempo, que no parece muy indicado ya que debería ir adquiriendo esa responsabilidad, te dice que así no puede ser porque tiene que ir a clases particulares; porque, al menos una hora al día, tiene que ver a sus amigos y esa hora no coincide con el horario establecido por ti y no sé cuantas cosas más.

Entonces le das la confianza para que lo organice él o ella y ves que el resultado de sus exámenes es igual de malo. Pones un castigo y eres casi una dictadora intransigente. Si es dócil, lo cumple a regañadientes y con mala cara; pero el diálogo está roto. Tal vez se reanude en unos días para volver a hablar de lo mismo y de la misma forma.

Pues nada, que los padres parece que no sabemos nada.

LAS MUJERES AGRADAN. LOS HOMBRES DESAGRADAN.

Autor: Lau
Fecha: 15 Ene 2007
En general es mucho más aceptado un transexual femenino (de hombre a mujer) que un transexual masculino (de mujer a hombre). ¿Por qué? Es desagradable que alguien pueda desear tener pelos por todo el cuerpo, la voz ronca y un andar desgarbado. No obstante se considera más aceptable la idea contraria: voz suave y unas extraordinarias ganas de AGRADAR.

Las mujeres somos inducidas a complacer: “sé amable”, “sonríe”, “no te manches el vestido”.
Los hombres son inducidos a disgustar. “sé duro”, “no sonrías tanto”, “¿por qué no quieres pelear?!”

A mi ellos me dan mucha lástima. Creo que es mucho más fácil aprender a ser desagradable.
Conociendo el terreno suave y perfumado de lo agradable puedes pilotar tu nave hacia el planeta desagradable en menos de lo que nunca hubieses imaginado.
Eso si, ya en tu planeta nuevo, prepárate para el destierro: porque si hay algo que la eterna comprensión femenina NO pasa por alto es la mujer desagradable. ¿O debería decir desarreglada? ¿Varonil?¿ No amable? ¿No maquillada? ¿O tosca? ¿O masculina? Me cachis….

Fantaseo imaginando el día en que los hombres pierdan el miedo a ser femeninos y que las mujeres pierdan el miedo a ser masculinas. Según la RAE; masculino: enérgico. Femenino: débil, endeble.
Ala! A tomar nota!

Hombres, mujeres, machirulos y nenazas, suerte.

Regalar: ¿obligación o devoción?

Autor: yomujer
Fecha: 5 Ene 2007
Generalmente, se hacen regalos en los cumpleaños, santos, navidades, día de la madre, aniversarios, etc.. Hay quienes los hacen con ilusión y hay quienes los consideran algo absurdo, a lo que nos lleva el consumismo. También se pueden combinar las dos posturas, aunque parezcan, en principio, contradictorias.

Evidentemente, el no saber qué regalar y recorrer tiendas y tiendas como un poseso acaba siendo desesperante; pero el tener ganas de hacer un detalle a alguien querido y encontrar el apropiado llena de satisfacción. En este último caso no parece que se trate de una obligación, aunque sea en una de esas fechas creadas por la sociedad de consumo.

Por otra parte, está el destinatario del regalo, que puede recibirlo con gusto o con disgusto, bien porque no esté de acuerdo con esta, llamemos, tradición, bien porque lo regalado no le agrada nada. ¿Cómo elegimos el regalo: para salir del paso, porque nos gusta a nosotros o tenemos en cuenta los gustos o necesidades de la persona a quien va dirigido?.

Tampoco faltan quienes consideran que recibir un regalo es un compromiso, pues –por educación- deberá hacer otro en correspondencia; incluso pueden sentirse obligados a hacer un favor en un determinado momento, lo que incomoda bastante. Pero, al mismo tiempo, muchas veces se regala por agradecimiento a algún servicio o a alguna atención prestada.

¡Ah!, ¿y qué me decís de los enfados a causa de no regalar?.

¿No es un lío?. Se puede decir mucho más; pero os lo dejo para los comentarios, de los que sacan conclusiones y se evidencian situaciones muy interesantes.

Con quién se quedan los hijos

Autor: yomujer
Fecha: 26 Dic 2006
En estos aspectos lo que prima es el interés de los hijos y no el de los cónyuges. Por ello, en los procedimientos de separación y divorcio interviene siempre el Fiscal cuando hay hijos menores o incapaces, por ser el que ha de velar por sus intereses de una forma imparcial.

En este sentido, decir que la vivienda se adjudicó a la madre o al padre es un error, ya que en realidad se adjudica a los hijos y, como éstos han de convivir generalmente con uno de sus progenitores, será éste el que también siga en la vivienda familiar.

Cuando la separación o el divorcio sean solicitados de mutuo acuerdo, la propuesta de convenio regulador tendrá que referirse también a los aspectos mencionados. La patria potestad suele ser conjunta, si bien los padres pueden proponer que se ejercite total o parcialmente por uno solo, y en cuanto a la guarda y custodia, así mismo acordarán si será compartida o no.

En todo caso, el Juez, antes de acordar el régimen de guarda y custodia, pedirá informe al Ministerio Fiscal y oirá a los menores que tengan suficiente juicio cuando se estime necesario, valorará las alegaciones de las partes, la prueba practicada (entre la que puede estar el informe del Equipo Técnico o Equipo Psicosocial o especialistas adecuados) y la relación que los padres mantengan entre sí y con sus hijos para determinar su idoneidad con el régimen de guarda.

No procederá la guarda conjunta cuando cualquiera de los padres esté incurso en un proceso penal iniciado por atentar contra la vida, la integridad física, la libertad, la integridad moral o la libertad e indemnidad sexual del otro cónyuge o de los hijos que convivan con ambos. Tampoco procederá cuando el Juez advierta, de las alegaciones de las partes y las pruebas practicadas, la existencia de indicios fundados de violencia doméstica.

Si la guarda y custodia corresponde a uno solo de los cónyuges, se decidirá el tiempo, modo y lugar en que podrá comunicar con sus hijos y tenerlos en su compañía, para lo cual el Juez tendrá en cuenta el convenio regulador, si lo hubiese, o la prueba practicada cuando no exista acuerdo.

Ya llega la Navidad

Autor: ElenaTomas
Fecha: 21 Dic 2006
…y porque este fin de semana en casi todas las cadenas de televisión, la película de sobremesa era: “Una sorpresa para Santa Claus”, “La Navidad para los dos” o “Cuélgate las bolas”.
Para quien no le gusten estas fiestas, debe ser un auténtico suplicio que cada año empieza antes. Cualquier día nos vemos en la playa con un biquini de espumillón. Pero supongo que, como a todo, hay que sacarle su lado positivo. Supongo que el espíritu navideño se ve deslucido por el ímpetu consumista, pero no podemos olvidar que la Navidad siempre se asocia con la magia, los deseos y la esperanza. ¿Por qué no dejarnos impregnar de esos elementos durante unos días? Todo cambia según desde el prisma con el que se mire. La típica cena de empresa puede verse como una obligación extra laboral donde tienes que brindar con el jefe mientras esperas que se atragante con su cava, o como una forma de confraternizar y conocer una parte interesante de ese compañero que te exaspera por su lentitud al hacer las fotocopias. Las cenas familiares pueden ser otro castigo que cumples con formalidad y que terminas antes de los postres con alguna excusa barata, o una buena oportunidad para compartir tus experiencias vividas durante un año, con ese pariente que puede tener una vida de lo más interesante. Los regalos, los trajes de gala y los manjares exquisitos son variables y moldeables a la situación de cada uno, pero la actitud no entiende de condición social ni económica.
¿Cuándo dejamos de soñar?
Mi sobrina de 9 años, se enteró el otro día quiénes eran los Reyes Magos. Se llevó el mismo disgusto que yo a su edad, incluso peleó tanto por defender su existencia como lo hice yo en su momento. Pero no ha perdido la ilusión, del mismo modo que no la he perdido yo en todos estos años. Tal vez peque de ingenua y decir en voz alta hoy en día “creo en las hadas” es motivo más que suficiente para incluirte en esa nueva tribu urbana de los “freakis”. Pero no hace falta decirlo, sino vivirlo; soñar, imaginar, ilusionar y compartir esa ilusión con quien te rodea. La Navidad puede ser una tradición, un invento de los grandes almacenes o un trámite, pero también puede ser una excusa para vivir un momento de una forma especial.

El poder sexual de la mujer a debate

Autor: yomujer
Fecha: 19 Dic 2006
Decían los varones que las mujeres tenemos el poder sexual, de lo que somos conscientes y nos aprovechamos de él y así, algunas esposas o novias, o como quieran llamarse, tenían atadas a sus respectivas parejas, ya que ellos, por cuestión de las hormonas, necesitan las relaciones sexuales mucho más que nosotras, que somos capaces de aguantar la abstinencia lo que haga falta: que hay un enfado, nada de sexo; que se portó bien, la recompensa,.. Cuando alguien contestó que no, que las mujeres tenían las mismas necesidades, le contestaron con una pregunta: “¿Entonces por qué hay muchas más prostitutas que prostitutos?”. Quedó la respuesta en el aire, como si fuese desconocida o como si se les diese la razón.

Y siguieron insistiendo en el tema, derivándolo a conductas femeninas como que la mayoría de las mujeres, sabedoras de sus atributos, los explotan con su forma de vestir (escotes pronunciados, ombligo al aire, pantalones ceñidos y bajos de cadera, que muestran la ropa interior, etc,..) y ello da lugar a que si un hombre las mira, le llamen “baboso”; salvo que sea uno de su agrado, en cuyo caso se sienten satisfechas. Coincidían varios en que se visten así para gustar a los demás, no sólo a ellas mismas, como también les replicaron, porque pueden ir muy modernas, elegantes y guapas sin necesidad de resaltar y enseñar. ¿Cuál es el objetivo de esas mujeres?.

Así mismo afirmaban que la adolescencia y la juventud, en sus primeros años sobretodo, eran etapas vividas con ansiedad por los hombres por esos motivos y porque además las chicas nada tenían que hacer más que arreglarse y, en cambio, los chicos se veían obligados a ser simpáticos, interesantes,…; en una palabra, a entretenerlas.
“Pues la culpa es vuestra” – les acusaron.
“No, son las malditas hormonas, la naturaleza y las malditas mujeres” .

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