Crea tu propia empresa

Crear una empresa es un gran desafío para cualquiera, pero más para una mujer.  Si ya es difícil conciliar la vida laboral con la familiar cuando se tienen un horario y unas retribuciones fijas, más lo es cuando el trabajo te exige una atención total y las ganancias dependen de la buena marcha de la empresa.  Quizá es por eso que, a pesar de su constante crecimiento, la presencia femenina en el mundo empresarial, sobre todo en las altas esferas, aún sigue siendo muy reducida. Sin embargo, son muchas las que se deciden a ello, ya sea por cumplir el sueño de trabajar en lo que les gusta, por afán de independencia, o simplemente porque, dada la mala situación del mercado laboral, piensan que no les queda otro remedio.

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A la hora de emprender un negocio, no basta con ponerle ilusión y empeño. Además, hay que tomar una serie de decisiones sobre aspectos técnicos que resultan, a priori, bastante complicados, por lo que es aconsejable buscar la ayuda de un profesional. Entre otras cosas, y fundamentalmente, se tiene que definir la idea de negocio, constituir una forma jurídica para la empresa y, lo que siempre es más peliagudo, buscar financiación.

Definir la idea de negocio es concretar a qué se va a dedicar la empresa, de qué manera va a trabajar, establecer posibles diferenciaciones respecto de la competencia, principios y valores de la empresa, etc.

Una vez definida la idea de negocio con el enfoque adecuado, el siguiente paso es desarrollarla por escrito, es decir, crear un plan de empresa que será la «tarjeta de presentación» de nuestra idea de cara a conseguir financión. Un buen plan de empresa debe incluir:

– la definición del negocio.
– estudio del sector empresarial en que se quiere trabajar.
– objetivos de la empresa y estrategia a seguir para su consecución.
– explicación de la operativa de la empresa incluyendo un Plan de Producción si es el caso.
– un Plan de Marketing que incluya la política de producto, precio, promoción y distribución.
– Plan Financiero con previsión de Ingresos, Gastos, Tesorería y balance.
– resumen con los puntos esenciales de la idea de empresa.

La forma jurídica dependerá de si la mujer empresaria realiza su actividad individualmente o con otros socios. Si es la única propietaria de la empresa y declara fiscalmente sus rendimientos por actividad económica,  se considerará una persona física: la propia empresaria, aunque comercialmente gire con otro nombre.  En cambio, si la empresa es propiedad de una pluralidad de socios, será considerada persona jurídica, con una entidad legal independiente de las de las personas que la conforman y será necesario establecer entre todos los propietarios una Sociedad, que podrá adoptar diversas formas: Comunidad de Bienes, Sociedad civil, Sociedad mercantil (anónima, limitada, etc)…  Cada una de ellas tiene unas características precisas, y por ello hay que elegir la que más se adecúe a la empresa que se pretende iniciar.

La financiación depende mucho del capital con que se cuente.  Si la futura empresaria tiene la suerte de contar por sí misma, o con la colaboración de otros socios,  con el necesario para instalar la empresa, no será necesaria financiación alguna.  Pero en el caso más frecuente de que precise de más fondos que sus ahorros, lo normal será acudir a cualquier banco y gestionar un crédito. 

Sin embargo, es conveniente saber que el Instituto de la Mujer y también otras entidades españolas y europeas cuentan con un fondo que proporciona ayudas a las mujeres empresarias.  Existen muchas páginas web donde se pueden consultar las cuantías y requisitos de estas ayudas, como soyempresaria.com, e-empresarias.net o emprendedoras.com, y que además ofrecen el asesoramiento legal y técnico necesario a la hora de instalar una empresa.

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