El cine y el psicoanálisis. ( I )

 

Otra manera de ver y entender el cine.

Se acerca el verano y la oferta de buenas películas en salas escasea, así como en la televisión. Una buena oportunidad para revisar películas grabadas o alquilarlas, atendiendo, como en la lectura, a temáticas distintas según el tiempo libre
de que dispongamos.
Este método de exploración es otra mirada que nos lleva a un nuevo horizonte de sentidos. No se trata de psicoanalizar a los autores o a sus criaturas, sino de enfrentarse al cine visto desde una perspectiva freudiana.El mundo cinematográfico comienza a interesarse por el psicoanálisis en diciembre de 1924. Sin embargo la respuesta de Freud es categórica: El espectacular proyecto no me agrada. Así se expresa cuando Hollywood lo intenta seducir a través de Samuel Goldwyn, con el proyecto de realizar una película de amor basada en las grandes pasiones amorosas de la Humanidad. Nada mejor, para este productor, que contar para sus fines con la supervisión del «mayor especialista del mundo en el amor».

A pesar de su negativa, no hay para Freud encuentro posible entre la fábrica de sueños que encarna Goldwyn y las imágenes que son un producto del trabajo del sueño, cine y psicoanálisis, se deslizan en un mismo rumbo. Mientras éste último descentralizaba la sexualidad de los genitales y la llevaba a un punto extremo, el cine se encargó de darle una forma distinta a las artes.

En la tragedia griega y los autores clásicos como Shakespeare o Dostoyevski se encuentran los temas que mueven al ser humano: el amor, el odio, el honor, la traición, la ambición, el poder, la envidia, los celos, la rivalidad…

 

 La culpa, la angustia, la violencia forman parte del comportamiento humano desde el más normal hasta el más extraño y en cada personaje llevado al cine se ponen de manifiesto. Detrás de cada uno hay una historia de vida contada mediante unos hechos que nos muestran al protagonista enfrentado a ellos.

Todos tenemos películas favoritas porque las han habitado personajes que nos impresionaron. Cómo eran, cuál era la patología qué les inducía a tener esa conducta en su vida y cómo se enfrentaban a ella nos mantiene expectante en la butaca.

La contemplación de la obra dramática permite que en cada espectador se cree un protagonista, y le permita identificarse con él, sabiendo que es el otro el que está en escena y que nunca llegará a sentirse amenazado en la realidad.

En la comedia dramática se despierta la ansiedad para luego aplacarla. En la tragedia el sufrimiento se lleva hasta sus últimas consecuencias. Orson Welles define la esencia de la tragedia cuando dice: El hombre lucha contra los hechos. El hombre pierde: eso es todo. En el drama de amor, los conflictos provienen de las fantasías eróticas y el drama psicológico se convierte en psicopatológico cuando, en vez de un conflicto entre dos inconscientes, lo que se da es un conflicto entre dos motivaciones conscientes y reprimidas.

La reflexión y comprensión del porqué obraban de aquella forma es lo que les hace inolvidables a ellos y a las películas que protagonizaron.

Últimos artículos

Scroll al inicio