La «herencia» de los cuidados a la familia sigue impidiendo que la mujer llegue a puestos de responsabilidad. Es lo que vemos en la práctica y los últimos estudios confirman: el 30% de las directivas renuncian a su cargo al no poder conciliar trabajo y familia.
Asistimos con desaliento a la constatación de que después de la lucha por alcanzar el puesto de trabajo, éste no se puede conservar si no le entregas a la empresa igual dedicación que el hombre le ha dedicado siempre: reuniones a última hora, viajes, comidas de negocios… Son cosas que hay que suprimir cuando de atender a los hijos se trata. Esto se agrava si tu pareja tiene obligaciones similares; la mayoría de ocasiones, la que se sacrifica, sigue siendo la mujer.
A pesar de que también se observa, sobre todo en parejas jóvenes, que la organización del tiempo y atención a los hijos es compartida, muchas mujeres se quejan de que sus parejas no están tan concienciados como ellas ni son tan efectivos en el tema de la organización de la casa ni el cuidado de la familia. Esto tiene como consecuencia el desgaste de las relaciones y el cansancio acumulativo en la mujer que, si bien ha conseguido superar con ayuda (abuelos, etc…) la etapa de los hijos, a medida que estos crecen, los problemas de la vejez en los padres son nuevos retos a solucionar.
Sin embargo, parece incomprensible que muchas mujeres profesionales con un currículo mejor que el de muchos hombres renuncien a una carrera sabiendo que, el tiempo cuenta, y cuando quieran incorporarse puede que no consigan recuperar el nivel que dejaron.
¿Hasta cuándo el sentimiento de culpa va a estar ahí como una losa sobre la mujer?
La solución a estos problemas, por parte de los gobiernos, dotando de más medios para poder hacer frente a todas estas cuestiones va más lenta que la demanda y pocas son las empresas que dan facilidades.
Me pregunto si no se estará instalando aquel viejo refrán «entre todos la mataron y ella sola se murió».
La evidencia es que en algún momento de ese largo desgaste que supone para nosotras ser autosuficiente y tener una familia algunas están tirando la toalla: en EE UU hay grupos de mujeres que reivindican la vuelta al hogar.
O quizás, ¿por qué no?, en esa vuelta al hogar se planteen otras cuestiones como por ejemplo aprovechar más satisfactoriamente nuestro paso por la vida convertida actualmente en una carrera contra reloj.
De cualquier forma habrá que estar con los ojos bien abiertos y las espaldas cubiertas, para que estas iniciativas no se conviertan en un retroceso ni una pérdida de derechos.