House: las dos caras de la medicina

 

La serie de televisión, que se emite los martes a las veintidós horas, es una de las que cuentan con mayor audiencia.

¿En qué radica el éxito de esta serie?. Creo que, sin duda, en su personaje, el doctor Gregory House, cuyo papel lo encarna el actor Hugh Laurie, que recibió por esta serie dos globos de oro, en el año 2005 y 2006, así como cinco nominaciones para los premios Emmy en 2005. Se desarrolla en un hospital universitario, en el que el dr. House, especialista en enfermedades infecciosas, es el jefe de una unidad especial para afectados por dolencias extrañas.

Sus métodos no son los ortodoxos y las relaciones con los pacientes y el personal de su equipo es más que peculiar. Está convencido de que debe curar enfermedades, no enfermos y, desde esta perspectiva, se presenta como un médico casi genial y al mismo tiempo antisocial y un tanto grosero o borde, un médico a su aire, sin sujeción a normas convencionales.

Es un hombre maduro y atractivo, que padece una cojera, que le lleva a una dependencia a los fármacos. No cabe duda de que es valiente y de que se enfrenta a quien sea y a lo que sea.

Parece ser que el personaje está inspirado en Sherlock Holmes.

Podemos plantearnos qué preferiríamos si un medico amable y cariñoso o un médico bueno como House. Pienso que la mayoría optaríamos por el segundo; pero ¿no os pasa que cuando os encontráis con uno serio y cortante os da mucha rabia?. Cuando alguien está enfermo pone su confianza y esperanzas en el médico que lo atiende, necesita una atención especial, que sea algo más que la puramente profesional en sentido estricto. ¿Será pedir demasiado?. Para mí la faceta humana del médico tiene mucha importancia, aunque lo realmente necesario para curarse sea su capacidad y aptitud.

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