Sin duda, ir en bici está de moda. En mi ciudad se ha puesto en marcha un servicio de alquiler de bicicletas para que el hecho de no disponer de una propia, no sea excusa para evitar el pedaleo.
En ciudades como Ámsterdam, el ir en bicicleta lleva muchos años siendo el medio de transporte principal y parece que esta filosofía se ha ido contagiando a diferentes partes del mundo.
Algunos lugares están más acondicionados que otros para poder desplazarse en bicicleta y hay casi tantos kilómetros de carril bici como de acera. Aunque todavía falta mucho trabajo por hacer y muchos carriles por construir. Pero, parece que cada vez nos ponen más facilidades para decantarnos por este medio de transporte y olvidarnos del coche.
Para empezar, el alto coste de la gasolina hace que empecemos a valorar menos las comodidades o las ventajas de ir en coche. Asimismo, la dificultad para aparcar en muchas zonas, así como el precio que hay que pagar por un aparcamiento, también incita a buscar otras alternativas.
Además de contribuir a la preservación del medio ambiente, al utilizar un transporte que no emite humos contaminantes, también encontramos un gran beneficio personal ya que es una forma muy económica y fácil de hacer ejercicio.
Para quienes no encuentran el tiempo o el incentivo necesario para realizar alguna actividad deportiva, desplazarse en bicicleta es una rutina sana que obliga a ejercitar los músculos, quemar unas cuantas calorías y cuidar nuestro estado físico.
Ir en bicicleta es casi una filosofía de vida y practicando esta actividad, también huimos del estrés del tráfico en hora punta. Podemos pedalear al ritmo de la música que suene en nuestro mp3, disfrutando del aire fresco sobre la cara, de la libertad, del ejercicio al aire libre. Y si no puedes utilizar la bici para los desplazamientos al trabajo, recomiendo fervientemente realizar alguna excursión, cualquier día, en el tiempo libre, los fines de semana, cuando sea, montado en una bicicleta dándole al pedal.
Sin duda, yo, me he “biciado”.
