Llega la vacuna anti-VHP

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El curso que viene, todas niñas españolas de entre 9 y 14 años (según la comunidad en que residan) podrán vacunarse de forma gratuíta contra el virus del papiloma humano (VPH).  La decisión de incluir este tratamiento en los servicios sanitarios se adopto en octubre de 2007 en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud -órgano de coordinación entre el Ministerio de Sanidad y las diferentes  comunidades-, y aunque el Gobierno concedió un plazo de tres años (hasta el 2010) para implantarlo, ninguna comunidad autónoma ha querido esperar.

Con esta medida se pretende atajar el cáncer de cérvix, del que el VHP es  responsable en un 70% de los casos. El VHP es un virus de transmisión sexual que se contagia por medio del contacto genital o de piel con piel, por lo que es posible que ataque en áreas no protegidas por el preservativo.  Cualquiera, sea hombre o mujer, puede tenerlo y se calcula que al menos el 50% de las personas que han tenido experiencias sexuales lo tendrán en algún momento de sus vidas. 

Sin embargo, puede que no se den ni cuenta, ya que la mayoría de los infectados no presenta sintomatología alguna -por lo que es fácil transmitirlo a otras personas sin saberlo- y muchas veces  desaparece del organismo por la propia acción del sistema inmunológico de la persona afectada, ya que existen muchos tipos de VHP y no todos causan problemas de salud.  Pero en otros casos, puede permanecer en el organismo durante años y dar lugar a la aparición de verrugas genitales (el 90% se deben a los tipos 6 y 11 del virus) y el ya citado cáncer del cuello uterino (causado mayoritariamente por los tipos 16 y 18).

Actualmente, existen dos tipos de vacuna contra el VHP (la MSD y la GSK) y aunque cad una de ellas actúa contra diferentes tipos del virus, las dos tienen alrededor de un 95 a 100% de efectividad contra los tipos 6, 11, 16 y 18. El tratamiento se aplica en 3 fases: A los dos meses de la primera inyección se aplica la segunda, y a los seis meses la tercera. Es posible, aunque como la vacuna es relativamente nueva no se sabe con exactitud, que sea necesario un refuerzo después de otros dos años. Lo que sí es seguro es que es preferible vacunarse antes de comenzar cualquier actividad sexual, de ahí que se administre preferentemente a las niñas.

Pese a la celeridad con que ha sido acogida por las comunidades, la vacuna también tiene sus detractores entre los expertos en salud, que incluso han creado una web para recoger firmas solicitando una moratoria en la aplicación de esta medida, que consideran prematura. Según estos especialistas,  el balance coste-eficacia no justifica la financiación del medicamento, ya que no está demostrado que la vacuna proteja contra el cáncer, de modo que las mujeres que la hayan recibido tendrán que seguir sometiéndose a revisiones ginecológicas a lo largo de su vida, por lo que el tratamiento no ahorra costes. De hecho, el grupo calcula que cada cáncer evitado por este sistema habrá costado unos ocho millones de euros dentro de 30 años, cuando el mismo resultado se conseguiría con una citología a tiempo, que es mucho más barata.

Otros expertos, sin embargo, argumentan que la vacuna se ha probado en 60.000 personas y sí que protege contra el virus.  Su aplicación evitaría la aparición de 1.745 casos de cáncer de cérvix y 417 muertes por esta causa. Además, reduciría en un 60% las patologías pre-cancerosas, lo que aliviaría de forma significativa la carga asistencial asociada a los diagnósticos de lesiones citológicas que requieren exploraciones adicionales y frecuentemente tratamientos quirúrgicos y psicológicos.

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