NO al abandono de los animales

 

Algo sobre lo que todos deberíamos de reflexionar y transmitir a los más pequeños

Mes 1 Mis hermanitos y yo estamos acurrucados al lado de mi madre. Está muy contenta porque ¡hoy cumplimos un mes! ¡Estoy de cumpleaños!

Mes 2

No se que ha pasado. Vino un señor muy grande que me metió en una caja y me llevó. No veo a mamá por ninguna parte, sólo hay gente grande que me sonríe…  Tengo miedo.

Mes 3

Ese miedo que sentía desapareció, la gente que veía con temor me cuida muy bien. Soy uno mas de la familia. Vivimos en una casa grande, con un jardín precioso. Tengo dos hermanitos, aunque son distintos a mis otros hermanitos; estos son niños.

Mes 4

¡Cuánto he crecido! Cada día me noto mas grande, al igual que cada cosa que veo me llama la atención. Mi familia me quiere mucho. Soy muy feliz.

Mes 12

¡Estoy otra vez de cumpleaños! Recuerdo a mi mamá…  pero estoy feliz porque esta familia, me quiere mucho! Se deben de sentir muy orgullosos de mi porque no paran de decir «este perro ha crecido mas de lo que pensábamos…»

Mes 14

Ya nada es como antes…  Estoy todo el día atado con una cuerda. A veces se olvidan de que tengo hambre y sed. A veces me sueltan mis hermanitos y claro, me pongo tan contento que empiezo a saltar y a correr…  Tanto, que un día sin querer tiré a uno de los niños. Desde esa ya nadie me sonríe ni me dice una palabra amable…

Mes 16

Hoy me soltaron. Pensé que mi familia me había perdonado y que por eso nos íbamos todos de excursión al campo… Pero no fue así. Mi familia me subió en el coche y nos fuimos a una montaña, estaba lloviendo. De repente el coche paró y mi padre bajo del coche para abrirme la puerta. Yo no quería bajar, llovía mucho, pero uno de mis hermanitos me empujó mientras que mi padre, que parecía contento, me llamaba.

Cuando estuve en el suelo la puerta se cerró y mi padre se volvió a subir en su asiento. Arrancaron el coche. Yo no entendía que pasaba, por qué se iban sin mi. Me quedé allí quieto esperando a que volvieran. Estaba seguro de que volverían…

Mes 18

Nadie volvió a buscarme aquella tarde. Tenía hambre así que anduve y anduve hasta llegar a una ciudad con casas pequeñas y la carretera sin asfaltar. A la gente le doy pena, dicen «¡ay!,  ¡pobrecito!, ¡estará perdido!» y me dan de comer y muchos mimos.

Mes 19

Estoy muy triste. La gente ya no me hace caso, escapan de mí…  Estoy muy delgado y sucio. Me duele mucho una pata, cojeo y ya no puedo correr de los niños que juegan a  «a ver quien le da en la cabeza con una piedra…»  Me siento solo y triste…

Mes 21

Ya no me puedo mover. Un coche me atropelló mientras intentaba cruzar la calle, intentando buscar un poco de sombra. Sé que la mujer que conducía no lo hizo a propósito. Es más, cuando me vio en la carretera bajó corriendo y me llevó en su coche, corriendo, a un sitio muy extraño…  Había un señor con una bata blanca. Yo estaba tumbado en la camilla, cansado…

Oía la conversación. La chica lloraba, decía que ella se haría cargo de mí. Tenía una voz dulce. Le suplicó a ese señor de bata blanca que no hiciera nada, que ella me mantendría como fuera. Moví el rabo y abrí los ojos para agradecérselo, pero el señor dijo «es mejor dejarlo así, señora, es mejor dejarlo descansar».

Ya no volví a escuchar nada, tan sólo noté algo frío, como una aguja, que me atravesaba la piel. Entonces descansé… descansé para siempre.

Diario de un perro.

No al maltrato de los animales. No a su abandono. Piensa bien antes de adoptar a cualquier animal, es una vida como la tuya. Si no lo quieres, llévalo a una protectora de animales, a una asociación de defensa de los animales… Hazle ese último favor antes de abandonarlo. No lo tires… sienten.

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