Muchas de las preciosas y valiosas alfombras orientales, que adornan nuestras casas y otros edificios, son tejidas por niños.
Las alfombras son un elemento decorativo, y también útil, que hace a una habitación más acogedora y, dependiendo de su estilo que es muy variado, tanto por el tejido como por los colores y formas-, también dan un estilo personal y diferente a esa habitación.Hay gran variedad de alfombras, como todas sabemos; pero hoy quiero hablar de esas alfombras hechas con nudos, de un precio bastante elevado y que proceden de Pakistán, Nepal y la India.
En muchos telares de esos países trabajan miles de niños tejiendo las alfombras, que luego se exportan.
Estos niños son explotados por los dueños de las empresas, recibiendo salarios muy inferiores a los de los adultos e incluso, sin salario. El emplear a estos pequeños para esta clase de trabajo se justificaba por el hecho de que el tamaño de sus manos y sus dedos era el más indicados para efectuarlo (teoría de los dedos hábiles), lo cual se demostró que no es cierto.
Lo que sí es cierto es que las condiciones en las que desempeñan ese trabajo son infrahumanas: las jornadas son de hasta veinte horas, durante las que permanecen sentados en la misma posición, en lugares angostos, húmedos, oscuros y sin ventilación.
Las pequeñas manos sufren heridas a causa de trabajar con hilos e instrumentos cortantes, heridas cauterizadas con una cerilla para no manchar de sangre la alfombra, y que en poco tiempo parecen las manos de un viejo. Así mismo, acaban padeciendo deformidades en la columna, problemas visuales y enfermedades respiratorias por estar expuestos al polvo y a la pelusa de la lana y el algodón.
Saquemos nuestras propias conclusiones y, después, decidamos. Yo no pienso comprar una alfombra de ésas.