Anuncios que parecen otras cosas

Una de mis compañeras de piso está en el último año de carrera al igual que yo. Lo que significa que al estudiar publicidad las dos, muchas veces surgen conversaciones en torno a la publicidad que vemos en algún medio. La conversación de ayer fueron las cremas antiarrugas.

Todo esto comenzó diciendo que si sacaramos de contexto un anuncio de cremas antiarrugas y lo pusiesemos con una discoteca de fondo, quedaría prácticamente igual. De por si, la ocurrencia fue graciosa, pero en el fondo es real. Personalmente si hay dos tipos de anuncios que odio son los de cremas antiarrugas y los de perfumes.

Olay

Soy bonitos y visibles, si, pero a nivel comunicativo realmente comunican poco. Nos quejabamos de los cuentos de princesas Disney que nos contaban cuando eramos pequeñas, e incluso he llegado a conocer a mujeres que dicen que ellas no les contarán cuentos a sus hijas porque son poco realistas y que les hacen creer que el príncipe azul está esperando por nosotras (eso quiero verlo yo el día que tengan un hijo).

Bien, nuestros cuentos para mayores están bastante más condensados que los que nos contaban de pequeñas, concretamente duran entre medio minuto y tres minutos, depende si encuentras la versión larga o corta.

En nuestros cuentos nos muestran que si vas por una discoteca con esa crema tan cara y que cuyo olor solo consigues tapar gracias a esa colonia tan cara. Ese chico que está en la otra punta de la discoteca y que no ha mostrado ningún tipo de interés en ti en toda la noche, comenzará a babear por ti en el momento en el que te vea, o te huela.

En nuestros cuentos la felicidad se compra con dinero. Nada de perder zapatos, que cuestan una pasta y que aún no nos ha dado tiempo a subir una foto a Instagram para mostrar lo bien que nos quedan.

Toda esta reflexión viene a cuento de que no me gustan los anuncios de cremas antiarrugas y de perfumes ¿y a ti?

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