A día de hoy estamos más que acostumbradas a ver en la televisión, en las pasarelas y en la mayoría de los medios de comunicación imágenes que nos muestran a una mujer realmente delgada, incluso en muchos casos rozando la delgadez extrema producto de enfermedades. Todo ello genera la polémica, y son ya muchas las peticiones que piden que se reduzcan estos tipos de imágenes y se apueste por una mujer real. Sin embargo, lo que parece ser un ideal de belleza de siempre, las cosas, hace unos cuántos años no eran así.
Es más vale la pena echar un vistazo a lo que se nos planteaba en publicidades impresas de hace unas cuántas décadas, en las cuáles no se buscaban métodos para adelgazar, si no cómo hacer que no te llamaran delgada, es decir, consejos para conseguir lucir unas curvas increíbles. Hablamos de cuándo las mujeres rellenitas, y con curvas era una moda.
Todo esto se lo presento hoy porque me gustaría hacer una reflexión acerca de las modas, modas que pasan a hacernos creer que la belleza es una cosa y no otra; o más bien que hacen hacernos pasar por determinadas prácticas para adelgazar, porque creemos que nos vamos a sentir mejor. Y la verdad es que la única verdad absoluta es que la belleza es relativa y que cada una, dentro de un peso saludable puede estar mejor con unos kilitos de más o unos kilitos de menos. La belleza, no entiende de kilos.
