Julia Ward Howe, 1819- 1910. Gran estudiosa hablaba con fluidez 7 idiomas, estudiaba filosofía y le gustaba escribir poesía. Una mujer comprometida con la libertad y la lucha por los derechos humanos de las mujeres.
Casada con Samuel Gridley Howe, famoso por su trabajo en la revolución griega, su reforma de la situación de los presos y por trabajar en favor de la educacion de los ciegos.
Podemos imaginarnos lo que Julia, dadas sus inquietudes sociales, pudo ver en un hombre así a pesar de ser un hombre 20 años mayor que ella.
Y podemos entender la decepción que se llevaría cuando este mismo hombre, tan entregado a causas nobles, no la permitía trabajar fuera de casa, pues sus pensamientos para con los derechos de las mujeres era tradicional.
No fue causa para desanimar a Julia en su lucha y en sus reivindicaciones y contradiciendo los mandatos de su marido y bajo pseudónimo editó un libro de poesía.
Los primeros poemas mostraban los asuntos íntimos de los hombres y mujeres del siglo XIX, las infidelidades y el paternalismo masculino desafiaban abiertamente la autoridad del marido sobre la mujer.
Esta primer libro de poesía fue un sock para la rígida sociedad bostoniana. ¿Cómo un hombre escribiría algo así?.
Julia, a pesar de la prohibición explícita de su marido, continuo con sus motivaciones intelectuales, se involucró, en movimientos de reforma para el sexo femenino, reformas penitenciaria, en la educación, en el derecho de las mujeres y en el sufragio universal.
Recorrió todo el mundo promoviendo su mensaje apoyada en la fama ganada con su trabajo literario y su condición social.
Además de su trabajo en pos de las reformas, Julia Ward Howe escribió libros de viajes, de narrativa infantil y música.
Una de las piezas musicales que le darían gran fama y prestigio aun hoy, es el Himno de Batalla de la República. (Lo encontrareís en wikipedia).
En 1870, Julia escribió «La proclama del Día de las Madres, un apasionado llamamiento a la paz y al desarme.
«¡Levántense, mujeres de hoy!»
«¡Levántense todas las que tienen corazones, sin importar que su bautismo haya sido de agua o lágrimas!»
«Digan con firmeza»:
«No permitiremos que los asuntos sean decididos por agencias irrelevantes. Nuestros maridos no regresarán a nosotras en busca de caricias y aplausos, apestando a matanzas. No se llevarán a nuestros hijos para que desaprendan todo lo que hemos podido enseñarles acerca de la caridad, la compasión y la paciencia».
«Nosotras, mujeres de un país, tendremos demasiada compasión hacia aquellas de otro país, como para permitir que nuestros hijos sean entrenados para herir a los suyos. Desde el seno de una tierra devastada, una voz se alza con la nuestra y dice ‘¡Desarma! ¡Desarma!»
«La espada del asesinato no es la balanza de la justicia. La sangre no limpia el deshonor, ni la violencia es señal de posesión».
«En nombre de la maternidad y la humanidad, les pido solemnemente que sea designado un congreso general de mujeres, sin importar nacionalidad, y que se lleve a cabo en algún lugar que resulte conveniente, a la brevedad posible, para promover la alianza de diferentes nacionalidades, el arreglo amistoso de cuestiones internacionales».
En sus propias palabras,
«La dignidad de la maternidad y sus terribles responsabilidades aparecieron ante mí de un modo nuevo, y no pude pensar una mejor manera de expresarlo que haciendo un llamado a las mujeres del mundo», escribió en Reminiscences, 1819-1899.
Tras un tiempo comprendió que la atención de las mujeres «estaban más interesadas en la promoción del sufragio femenino que en idear una protesta mundial de mujeres contra las crueldades de la guerra».
Mujeres de 18 ciudades useñas (USA) se reunieron en 1873 el Día de las Madres. Bostón continuo cerca de una década con la celebración.
1914, el presidente Woodrow Wilson declararía oficial el Día de las Madres en USA.
El resultado hoy es que un día que nació como una llamado a la paz se haya pervertido conviertiéndose en un día de compras mayoritarias motivado por los intereses de los grandes almacenes.
Fuente: juliwardhowe junto a jornada
Un beso, Mury
