Autor: munsa
El análisis de la festividad de San Valentín no da luz sobre la forma de ser de los humanos.
Se hacen llamar racionales y analistas pero en una jornada como la que hoy vivimos no podemos sino creer que no es cierto.
La observación recoge los siguientes datos: en honor de un tal San Valentín, los enamorados de todo el mundo organizan cenas de las llamadas románticas, llenan sus mesas de velas y flores y, muy cariñosos (actitud muy repetida en ellos) se dicen palabras dulces y se besan de una manera muy especial.
Además se intercambian regalos en los que destacan corazones rojos de todos los tamaños y lazos de todos los colores. Los interrogantes a desvelar lo antes posible son:
· ¿Por qué un santo, que se supone no ha de interesarle tener novia o mujer, es el protagonista del día?
· ¿Por qué un día concreto? Si dos personas dicen que se quieren: ¿por qué no se lo demuestran siempre?
· ¿Por qué esta noche cenan rodeados de velas? ¿No es peligroso el fuego? Y las flores ¿por qué las cortan?
· ¿Por qué se intercambian regalos? Hemos detectado que se trata de objetos sin valor. La mayoría de los cuales no sirven para nada.
· ¿Qué tiene que ver con todo esto los corazones rojos? Primero: un corazón humano no es como lo dibujan. Segundo: desconocemos su relación con ese sentimiento llamado amor.
· En cuanto a lo de las palabras no entendemos que este día cambien su registro y pasen a ser «dulces». Ni comprendemos que hagan una cosa tan extraña como besarse de esa manera en un día como éste.
· Por último: ¿No tienen derecho también a celebrar algo las personas que quieren a alguien pero que no son correspondidas o las que voluntariamente ya no quieren a nadie? Deberían celebrar también su día de alguna manera.
La conclusión de nuestro informe es que alguno de esos extraños y enormes centros comerciales debe haber ideado esta festividad y todos los seres humanos han caído bajos sus garras perdiendo su libertad.
Al menos, algo así sólo les sucede una vez al año.