La violación que no cesa

 

El tema de las violaciones a mujeres no deja de ser de rabiosa actualidad.

Lo vemos en denuncias de organizaciones como las de Amnistía, sobre las mujeres indígenas; en películas estremecedoras como La vida secreta de las palabras; en reportajes del suplemento «El país semanal» sobre Ruanda, etc… Las miradas de estas madres más tristes del mundo, como dice el artículo, son estremecedoras y sus historias nos hacen enmudecer a las que disfrutamos de libertad y respeto. Claudin Mukakalisa, 26 años, de Gisazi, Ruanda cuenta: «para ser franca, nunca he amado a este niño. Cuando recuerdo lo que me hizo su padre pienso que la única venganza sería matar a su hijo. No lo hice. Me obligué a que me gustara, pero es imposible: el chico es rebelde, malo».

Sólo se me ocurre dejaros un microrrelato que escribí sobre el tema de la huída centrado en Guinea, en los años del dictador Francisco Macías Nguema. Durante su presidencia, su país recibió el apelativo de Auschwitz africano.

UNA AMENAZA EN EL DESIERTO

Anuris corría velozmente por el desierto. Hacia días que huía de su país, Guinea, y de un dictador, Nguema.
De pronto se paró. Se sentía agotada. Puso las manos sobre sus rodillas. Respiraba con dificultad.

En el mar de arena se escuchó una voz. El sonido venía del agua.

-¿De qué huyes Anuris?

-De ti, -contestó.

-No corras más, me llevas dentro y en breve NACERÉ.

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